Nicolas Madelaine.
Jim O’Neill preside Goldman Sachs Asset Management, después de haber sido el economista en jefe del banco de negocios. Experto reconocido, fue quien acuñó el término BRIC en 2001 para designar al grupo formado por Brasil, Rusia, India y China. Para Les Échos, analiza la situación europea.
La inquietud de los mercados en referencia a la deuda europea es grande. ¿Nos encontramos en un punto de ruptura?
Es posible. Durante las últimas dos semanas, el consenso de los inversores ha cambiado mucho. Esperaban una solución tras la reunión de dirigentes europeos del mes de marzo, pero no se produjo. Los mercados empezaron a temer que no se pueda resolver esta crisis.
¿Qué habría que hacer?
Hay que detener el contagio, antes de que alcance España o, peor aún, a Italia. Los dirigentes europeos han hablado de la posibilidad de un defecto de la deuda griega. Una vez sugerida esta eventualidad, ya no se puede recuperar la confianza. Por lo tanto, hay que hacerlo aunque sea difícil. Hay que decidir cuál es el recorte a aplicar a la deuda griega. Cuanto antes mejor. Y probablemente a la deuda irlandesa ya que, si eres un político irlandés, ¿por qué no vas a querer el mismo trato? Quizá incluso a la deuda portuguesa.
¿No existe el riesgo de debilitar todo el sistema financiero?
Mi opinión es que reescalonar las deudas griega, irlandesa y portuguesa sería asumible. Pero, cuanto más tiempo se espere, mayor será el riesgo de contagiar a España. Los bancos deben estar preparados. Desde hace seis meses, los gestores de obligaciones comentan a diario que no se puede evitar este escenario. El mayor riesgo es que, al decir “haremos lo necesario pero no sabemos qué”, los dirigentes arrastren a otros países a la crisis. No podemos permitirnos arrastrar a Italia. Sería un absoluto desastre para la moneda única.
¿Pueden Italia y España regularizar sus cuentas públicas sin ayuda del exterior?
Creía que sí, pero empiezo a ponerme un poco nervioso con respecto a España. Italia es un caso aparte: su deuda era la misma hace treinta años, superior al 100 por cien del PIB. Dicho esto, si desaparece la confianza en el mercado de la deuda italiana, podemos temer lo peor. Lo dudo, pero hay que actuar con mano dura. Porque el 115 por ciento del PIB de Italia, el nivel de deuda de este país, representa el 25 por ciento del PIB de la zona euro. Es decir 7 u 8 veces más que el problema griego. España sería un reto, pero Italia un auténtico problema para el sistema financiero.
¿Y Francia?
Creo que le irá bien. Sus finanzas públicas no están mucho mejor que las de España, pero Francia no muestra los mismos signos de desequilibrio. No hubo una crisis inmobiliaria, motivo de la situación problemática en España, porque es difícil saber cuándo se tocará fondo. Además, Francia protege su nivel de consumo y se esfuerza en mejorar sus exportaciones.
¿Está sobrevalorado el euro?
El euro debería incluir una prima de riesgo significativa, para tener en cuenta los problemas actuales. Europa funciona mediante consensos: esto conduce a la solución menos dolorosa, no a la mejor. En mi visión sencilla del mundo, sin tener en cuenta la prima de riesgo, el valor de equilibrio del euro es de 1,20 por dólar. El hecho de que Estados Unidos no esté en plena forma afecta.
¿Qué le parece la gestión de Jean-Claude Trichet?
Vamos a echar de menos a Jean-Claude Trichet. Es un dirigente astuto, idóneo para las situaciones que vivimos actualmente. Me pregunto si el aumento de los tipos de abril no tenía por objetivo, entre otros, mostrar que el Banco Central Europeo (BCE) no necesita a un dirigente alemán para mostrarse duro con la inflación. Esto me sorprendió un poco, parecía prematuro. Pero, justo después, Trichet cambió de tono, lo que me pareció inteligente de su parte. Podría ser la mejor elección para el FMI. Su trayectoria es brillante. Durante la crisis, por ejemplo, el BCE fue el primero en reaccionar. El contraste con la Fed y el Banco de Inglaterra es una ventaja para esta institución europea. No es lo que muchos esperaban.