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Los cinco mitos de la recuperación económica en EEUU

Jose Luis de Haro | Nueva York. Tanto el Congreso como la Casa Blanca parecen no haber visto las orejas al lobo y, mientras la economía del país camina a paso de tortuga, los legisladores juegan con fuego al tentar con un posible impago técnico el próximo mes de agosto. Mientras tanto, en el Despacho […]

Jose Luis de Haro | Nueva York.

Tanto el Congreso como la Casa Blanca parecen no haber visto las orejas al lobo y, mientras la economía del país camina a paso de tortuga, los legisladores juegan con fuego al tentar con un posible impago técnico el próximo mes de agosto. Mientras tanto, en el Despacho Oval, el presidente Barack Obama intenta buscar soluciones inmediatas a un problema en el que coinciden factores estructurales, un recalentamiento de las economías emergentes, el meollo europeo y, como no, las presidenciales de 2012 (no olvidemos que aquí llevamos en campaña desde hace algunos meses).

Sin embargo, es momento de recapacitar y la revista Time realiza esta semana una radiografía a fondo sobre los mitos y falsas esperanzas creadas desde que la crisis subprime dio paso a la Gran Recesión y dejó a la mayor economía del mundo en tierra de nadie. Ahora, en las circunstancias actuales, se puede comprobar como parte de los salvavidas lanzados al agua no han tenido el efecto deseado.

Mito 1: La desaceleración es temporal

Desde que en 2008, las tóxicas hipotecas basura provocaran el colapso del crédito y la caída en picado del crecimiento económico, tanto Obama como sus consejeros económicos han asegurado que la tempestad era momentánea. Es cierto, que el país consiguió salir a flote tras un estímulo económico de más 700.000 millones de dólares pero, desde entonces, el crecimiento ha sido artificial y bastante tímido.

“No estoy preocupado por una doble recesión. Estoy preocupado porque la recuperación en la que nos encontramos no está produciendo empleos con la rapidez con la que yo quisiera”, afirmaba esta semana Obama durante su conferencia conjunta con la canciller alemana Angela Merkel.

Aún así, en septiembre de 2010 ya dijo que la recuperación económica es “dolorosamente lenta”. “Aunque hemos hecho muchos avances, no estamos todavía allí. Eso significa que la gente está frustrada y por qué la gente está enfadada”, añadió por aquel entonces. En febrero de este año, el presidente estadounidense advirtió que la recuperación del país no será completa hasta que más ciudadanos encuentren empleo y hasta que se pida menos dinero prestado a otros gobiernos.

Mito 2: La Fed es nuestro salvador

Como ya vimos el pasado martes tras las declaraciones de Ben Bernanke, la Fed está atada de pies y manos, valga la redundancia. Dos estímulos a modo de recompras de activos y bonos del Tesoro, créditos a la banca con un interés irrisorio, el dólar por los suelos mientras el banco central ha inyectado dinero al sistema sin parar… todo ello para conseguir un raquítico crecimiento del 1,8% en el primer trimestre del año y una tasa de paro del 9,1%.

Claro está, que con la inflación al acecho y los malos resultados de sus planes anteriores, a partir de ahora, Bernanke y sus chicos deberán mantenerse al margen y reaccionar para bien o para mal en el caso de un nuevo colapso en el horizonte o para comenzar a subir los tipos de interés, a día de hoy “excepcionalmente bajos” entre el 0 y el 0,25 por ciento.

Mito 3: El sector privado comenzará a hacer uso de su efectivo

Durante la crisis financiera, el acceso al crédito fue casi nulo. El gran corporate estadounidense tuvo que echar el freno, recortar gastos por doquier, de ahí la sangría de despidos laborales y aguantar el vendaval. Tras la tormenta, llegó la calma. Por supuesto tras una pesadilla de dichas dimensiones, comenzar a registrar suculentos beneficios para los inversores sirvió de incentivo para recuperar la confianza.

Entre Microsoft, Google, Apple, Cisco, Qualcomm y Johnson & Johnson juntan más de 131.000 millones de dólares contante y sonante. Una descomunal cifra de cash que está siendo usada para llevar a cabo fusiones y compras, véase la adquisición de Skype por parte de Microsoft a cambio de 8.500 millones de dólares, eso sí, sin reactivar las contrataciones. Con una recuperación llena de altibajos muchas compañías tienen miedo de lo que pueda venir y prefieren ser precavidas a la hora guardar reservas.

Mito 4: Podemos encontrar empleos en otros sectores

Tras el colapso inmobiliario, los trabajos en la construcción se esfumaron y apareció la obsesión política con los empleos verdes. Barack Obama, estimó en abril que la transición hacia energías más limpias ayudará a crear empleos en Estados Unidos, después de haber presentado la semana pasada una serie de iniciativas para reducir en un tercio en diez años las importaciones de petróleo.

A primera vista, el argumento de que la energía renovable requiere de más mano de obra que la no renovable se podría debatir. Al fin y al cabo, una vez que las turbinas eólicas o los paneles fotovoltaicos se instalan, no hay necesidad de cavar la tierra para extraer combustible y, a menos que los molinos de viento o los paneles se descompongan con frecuencia, no hay necesidad de un gran número de trabajadores para mantener a los generadores en funcionamiento.

Obama prometió en su campaña electoral pasada crear cerca de cinco millones de empleos limpios, de momento, la tasa de paro sigue estancada por encima del 9% y más de seis millones de personas lleva más de 27 semanas sin encontrar un puesto de trabajo.

Mito 5: Las pymes son el pulmón de EEUU

Obama propuso a comienzos de 2010 utilizar 30.000 millones de dólares del dinero del plan de rescate devuelto por los bancos para facilitar a las pequeñas y medianas empresas norteamericanas “los préstamos que necesitan para mantenerse a flote”. “El verdadero motor de este país siempre han sido las empresas”, defendió.

Sin embargo, a día de hoy, todavía muchos bancos no están dispuestos a participar en los programas de préstamos ofrecidos por la Administración Federal de Pequeños Negocios (SBA por sus siglas en inglés). La falta de acceso al crédito para las pequeñas empresas sigue siendo un problema. En estos momentos, las grandes empresas tienen un acceso sin precedentes a capital a un precio increíblemente barato.

Además, un gran número de grandes corporaciones cuentan con tanto efectivo que ni si necesitan el acceso a fondos. Los bancos están más dispuestos a prestar dinero a las pequeñas empresas, pero la mejoría es modesta. El Wall Street Journal aseguró el pasado abril que “la recuperación de los préstamos sigue siendo modesto, con el crecimiento del crédito a las pymes mucho más comedido que en recuperaciones anteriores”.