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Lo que se está diciendo y lo que no se quiere decir

En relación a mi texto de ayer -que Uds. leyeron aquí- y a una conversación a la que, también ayer, asistí, pienso que es conveniente aclarar, mucho, muchísimo. Son cosas que deberían debatirse, cosas que afectan a todo el mundo, cosas feas que pagaremos con pobreza y con miseria, cosas que están relacionadas con lo […]

En relación a mi texto de ayer -que Uds. leyeron aquí- y a una conversación a la que, también ayer, asistí, pienso que es conveniente aclarar, mucho, muchísimo. Son cosas que deberían debatirse, cosas que afectan a todo el mundo, cosas feas que pagaremos con pobreza y con miseria, cosas que están relacionadas con lo que sigue, cosas que no se están diciendo o no como deberían decirse.

1 – El show que se ha liado con Grecia no va a resolver absolutamente nada porque Grecia no puede pagar lo que le dicen que debe ni tampoco una cantidad inferior; no puede pagar porque no genera suficiente PIB para pagar la suma de lo que arrastra más lo que se está refinanciando / aplazando / posponiendo. Mucho de lo que Grecia creció en el pasado fue gracias a las mentiras que se le permitió decir y que convino creer, mentiras que ya no podrá decir, luego el crecimiento griego será mucho menor, muchísimo menor, luego no podrá pagar.

2 – El affaire griego es un viejo superconocido: aconteció con Latinoamérica en los 80 y para solucionarlo se pusieron en marcha los planes Baker y Brady que fracasaron porque no iban a la raíz del problema: que Latinoamérica creció a base de ir contrayendo una deuda que le permitieron contraer sabiendo que no podía pagar. Con esos planes nacidos al cobijo del Consenso de Washington se empobreció hasta el paroxismo a los países latinoamericanos y se ganó un tiempo precioso para que los acreedores pudieran maquillar sus números; por eso decía ayer que Grecia debería decir que no podía pagar: lo que México hizo en 1982, pero sin contar con la bendición de nadie, la alternativa es algo parecido a lo que sucedió en Argentina en el 2000.

3 – El pringue que destila el affaire griego afecta a todo el mundo por partida doble. Por un lado, afecta a sus acreedores y a los deudores y acreedores de éstos: Grecia no puede pagar (por ello pienso que no existe la doble contabilización de las deudas: si a ‘X’ le deben 100 y ‘X’ debe 100 el resultado no es que ‘X’ se halle virgen de deudas, sino que si a ‘X’ no le pagan, ‘X’ no va a poder pagar y ese entorno va a haber un problema, de entrada, de 200), es decir debido al entorno postglobal en el que nos movemos, los problemas de Grecia son problemas de todo el mundo. Por otro, se aplica la regla de la similitud: si la economía de Grecia se halla como se halla y la del resto de los PIIGS se asemeja a la griega es cuestión de semanas que alguien ese resto se coloque en una posición parecida a la de Grecia, por lo que la desconfianza y las dudas aumentan (sin olvidar que NADIE puede pagar todo lo que debe).

4 – Está empezando a ganar terreno una teoría que tiende a potenciar ‘la responsabilidad pasada’ y a no considerar ‘las licencias permitidas’. Vamos a ver, la deuda griega, la deuda de las familias españolas, de las empresas francesas, todas las deudas en las que Uds. quieran pensar se han generado debido a la inconsciencia de los endeudados que estiraron más el brazo que la manga, en que fueron bobos al ir sumando deuda a deuda ya existente, de acuerdo, pero eso sucedió sólo porque SE LO PERMITIERON y porque tal proceder fue impulsado y abonado desde las más altas instancias de la política, de los Gobiernos, de las instituciones y de las organizaciones económicas nacionales e internacionales.

Lo terrible del tema es que toda esa deuda que no se puede pagar, que nadie puede pagar, nació para posibilitar un crecimiento que, de no haberse permitido y fomentado ese megaendeudamiento, no se hubiese producido ya que el modelo ya estaba agotado a finales de los 80. A Grecia, a las familias españolas, a las empresas francesas, se les está diciendo: ‘Tenéis que pagar lo que debéis porque os endeudasteis debido a vuestra mala cabeza: la responsabilidad fue vuestra y vuestra es ahora la responsabilidad de pagar, y si para pagar tenéis que comer pan y agua, os jodéis; ¡pringaos, que sois unos pringaos!’; pero no se dice ni pío de la otra parte del razonamiento.

5 – Esta responsabilidad que se quiere hacer recaer sobre Grecia, sobre las familias españolas, sobre las empresas francesas, se quiere sustraer de quienes fueron, en última instancia, los verdaderos responsables (que no culpables). Me comentaron sobre una señorita, directora de una agencia de una entidad financiera en la cresta de la burbuja inmobiliaria que, semana sí y semana también, le telefoneaba el director de zona y le decía: ‘¿Te has vuelto imbécil?, ¿no te he dicho que has de hacer cien hipotecas mensuales?’; cuanto más argumentaba la chica sobre garantías, ingresos y deudas pendientes, más gritaba el jefe. ¡Claro que tuvo culpa quien contraía un crédito cuya devolución le absorbía el 65% de sus ingresos, pero mucha más tuvo quienes permitieron que esa persona física o jurídica se endeudase por ese importe!. ¿La CULPA?, de nadie: o se crecía así o no se crecía, y crecer era el objetivo: o España hacía lo que hizo o el PIB de España no hubiese aumentado a tasas superiores al 4%. Y sí, ahora hay quienes dicen (cada vez más a medida que peor se van poniendo las cosas): ‘Pues vale, no hubiésemos crecido tanto, ¿y qué?’, pues que entonces la población no hubiese estado feliz y contenta, las entidades financieras no hubieran crecido a tasas del 15%, el desempleo no hubiese descendido hasta el 7,8%, los políticos en los Gobiernos no hubiesen podido hacerse fotos sonrientes ni los de las oposiciones hubiesen podido exigir -también sonriendo- que era posible crecer más más, y ni el FMI hubiera podido proclamar ‘El mundo va bien’.

6 – Lo tremendo de la moraleja es que lo que está pasando y va a continuar pasando es inevitable porque lo que lo ha propiciado era ineludible para conseguir el que fue EL objetivo: ir-siempre-a-más.

7 – Siempre pagan los de siempre, afirmativo; esta vez algunos que no suelen pagar nunca nada van a pagar, pero sí, hay algunos que no sólo no van a pagar nada sino que de esta crisis sistémica van a salir más forrados de lo que entraron: sucedió en la Depresión, sucederá ahora: hasta ahora siempre ha pasado.

Les dejo con un vídeo que me han pasado: este, me lo enviaron hace tiempo y hace un par de días me lo volvieron a enviar (todo vuelve). Ya les advierto que a mentes sensibles les perturbará. Si es un montaje da lo mismo. Lo que cuenta: esto que cuenta, puede que sea falso, pero prácticas como las que excplica se han hecho siempre porque el objetivo siempre ha sido continuar creciendo, y para eso, al menos hasta ahora, ha sido necesario, cuando ha convenido, hacer cosas feas; y cuando lo vean no se rasguen las vestiduras: ¿hubieran estado dispuestos a pasar frío en Invierno para evitar lo que en el vídeo se cuenta?, ¿y a pagar más por aquello que necesitaban?, ¿y a privarse de aquel capricho?, ¿y a negar a su hija la ceremonia nupcial que siempre había soñado?.

Se es lo que se es y se aspira a llegar cada vez más arriba, por eso se actúa como se actúa y por eso periódicamente se pifia, es decir, se lleva al modelo hasta su agotamiento, lo que es inevitable porque el modelo ya nace con los genes que determinarán que se agote; se podrá en marcha otro modelo, volverá a pasar lo mismo, hasta que se produzca un cambio de sistema, y así sucesivamente. Somos humanos, ¡qué le vamos a hacer!.

¿Un ejemplo resumen de todo lo dicho?, este: el Gobierno de la PRC ha dicho que si Airbus quiere venderle aviones China debe ser eximida de una tasa por emisión de carbono que la UE quiere imponer a las compañías chinas. ¡Toma ya!. Pero se seguirá hablando de responsabilidad, de moralidad, de solidaridad, de sostenibilidad y de un montón de cosas buenas acabadas en ‘idad’ y en lo importante que es alcanzarlas. Amén.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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