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La crisis pone a prueba un débil estado de bienestar

El bienestar ficticio en el que han vivido en las últimas décadas los países industrializados se vienen abajo. Los países europeos, y España de modo muy especial, ve impasible como la reducción de los ingresos públicos y su mala gestión recortan drásticamente el gasto social. En esta situación se incrementa el protagonismo de las empresas […]

estado del bienestarEl bienestar ficticio en el que han vivido en las últimas décadas los países industrializados se vienen abajo. Los países europeos, y España de modo muy especial, ve impasible como la reducción de los ingresos públicos y su mala gestión recortan drásticamente el gasto social. En esta situación se incrementa el protagonismo de las empresas dedicadas a la prevención, la medicina alternativa y el cuidado de la salud.

Para la plataforma secretos para el bienestar.com se hace imprescindible, ante una situación social altamente alarmante, que todas las personas tomen conciencia de la delicada situación y apuesten por alternativas que repercutan directamente en el cuidado de la salud y la prevención. Aunque muchos siguen esperando que sea la administración quien soluciones sus problemas la realidad da la razón a quien apuesta por la concienciación personal y las acciones individuales.

La salud se viene abajo. El falso estado de bienestar que nos han ofrecido en los últimos años no ha hecho más que incrementar el problema. Erróneamente se ha identificado el bienestar y la calidad de vida en aspectos puramente materiales. Un mejor coche, más gasto, comida basura, buscar el incremento del status en detrimento de lo verdaderamente importante que es la salud.

España, uno de los países más castigados por la crisis, se mantiene por debajo de la media europea. El gasto social se ha recortado en 15.000 millones de euros desde 2010, y como consecuencia tan absurda medida ha recaído sobre pilares tan fundamentales como la educación y la sanidad, además de las pensiones, puesto que son los capítulos que más recursos absorben y donde el efecto sobre las cuentas públicas se produce con mayor rapidez.

En una situación de desamparo la prevención cobra su máximo protagonismo. Enfermedades como depresión, problemas cardiovasculares o los producidos por una alimentación inadecuada y el sobrepeso comienzan a causar estragos. Los gastos producidos por la falta de cuidado de la salud y por las enfermedades comienzan a pasar factura en el bolsillo de los españoles. El acceso a la sanidad se restringe día a día. El costo de los medicamentos ya tiene que ser asumido por los afectados, al menos en buena parte. Pocos mantienen la creencia de una jubilación dentro de pocos años.

Pero aún son pocos los sectores que apuestan por un estado de prevención y de bienestar dirigido a elevar la calidad de vida por medio de la salud. El desconocimiento se une a la falta de recursos dando como resultado la falta de interés profundo por el cuidado personal de la salud. Las empresas preocupadas por la prevención, el cuidado natural y las prácticas medioambientales y saludables llevan años intentando abrirse camino en una sociedad que permanentemente les da la espalda. Otros intereses económicos ocultos detrás del sistema sanitario y la industria farmacéutica han creado una barrera que no es fácil superar.