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Sin premio al esfuerzo

Vivimos un mundo inimaginable siglos atrás donde la educación para todos es un hecho, lo mismo que la sanidad y otros servicios de carácter público, lo cual no voy a ser yo quien diga que sea malo socialmente hablando, pero que nos ha llevado a una sociedad prostituida. Antaño nuestros abuelos sin remontarnos más atrás […]

Vivimos un mundo inimaginable siglos atrás donde la educación para todos es un hecho, lo mismo que la sanidad y otros servicios de carácter público, lo cual no voy a ser yo quien diga que sea malo socialmente hablando, pero que nos ha llevado a una sociedad prostituida.

Antaño nuestros abuelos sin remontarnos más atrás en la historia trabajaban sin descanso y obtenían lo suficiente para sobrevivir, eran malos tiempos, y en los mismos quien no tenía dinero para comer sin su trabajo no podía estudiar, lo cual a las clases pobres las machacaba.

Al calor de las revoluciones industriales y sociales europeas nuestra nación española empieza a notar cambios que no acaban de cuajar por inestabilidad política tanto antes como en la misma segunda republica española.

La dictadura viene después, y tras una dura guerra y más dura si cabe aún postguerra, no consigue acercarnos a los cánones europeos donde ya existían las clases medias hasta entrados los años 60 que es cuando estas clases medias empiezan a emerger en España.

Podríamos decir que muchos de nuestros problemas actuales pueden venir dados de la tardanza en la llegada de estas clases medias, pero para mi la clave no es esa, si no que la clase media se ve obligada a mantener un obeso estado en el cual según cifras que circulan por la red tenemos más políticos y coches oficiales que cualquier país con una clase media más asentada de nuestro entorno europeo, siendo esto simplemente un ejemplo de que aquí las cosas se han hecho por encima de nuestras posibilidades.

Aún así, para mi el mayor problema realmente reside en que tras el duro esfuerzo de nuestros padres y abuelos hemos pasado a una sociedad donde pareciese que esforzarse es perder el tiempo y que la vida haya que vivirla alegremente sin pensar en nada para mejorar nuestro futuro, pues parece un derecho que alguien nos de un trabajo (para el empresario parece una obligación), o que venga papá estado a sacarnos las castañas del fuego, y mientras la burbuja crediticia ha sido una realidad, el estado y los empresarios nos proporcionaban todo lo que necesitábamos para vivir, pero no gratuitamente como muchos piensan, sino pagado sólo y exclusivamente por unas clases medias que se han visto lastradas por la larga sombra del estado.

Uno escucha a la gente hablar en las redes sociales, los bares, la calle y se queda atónito cuando la solución más escuchada a la crisis es que quien más gana pague más, eso cuando la clase media entra perfectamente en los varemos más altos de IRPF que rozan ya lo confiscatorio.

Las clases medias altas están pagando el pato, unas clases medias que para llegar ahí siguen diferentes vías, todas sacrificadas, ya sean a través de unos duros años de estudios, por el ahorro e inversión u otras muchas formulas legales de acercarse a un supuesto mundo mejor pero en el cual luego se encuentran que son siempre los perseguidos por el estado el cual les quita más que al resto proporcionalmente por el simple hecho de haberlo ganado.

Un sistema como el actual que persigue el esfuerzo y lo recompensa con más impuestos es a largo plazo la destrucción de la clase media que tanto a costado construir, y cuando esta desaparece se hace insostenible un mínimo estado del bienestar en el cual cualquiera pueda disponer de sanidad o educación a precios razonables ya sea por la vía estatal previo pago de impuestos o por la privada.

Lo peor del asunto es que encima esa clase media a la cual ha llegado mucha gente trabajadora con salarios irrisorios mediante esfuerzo y ahorro para adquirir una casa mejor, una educación mejor para sus hijos y una jubilación decente, ve como si el esfuerzo de ahorro lo ha canalizado en inversiones ahora es señalado por el dedo acusador del estado primero y de gran parte de la sociedad civil por el delito de haber “especulado” y obtener rentas de un dinero que ya ha trabajado anteriormente, un dinero que en vez de gastar ha guardado, un dinero que le da una rentabilidad a cambio de un beneficio en la sociedad que nadie ve y que se ha canalizado o bien a través de prestamos a terceros o bien en crear valor en empresas o bien en dar cobijo a otros en un techo si han decidido comprar un piso con sus ahorros para alquilarlo.

La clase media se esfuerza duramente y no recibe recompensa alguna, siquiera la que debería de ofrecerles su duro trabajo, sino que encima es vilipendiada por terceros y perseguida vía impuestos hasta la extenuación y así no vamos a sitio alguno, si no se deja de acosar a la clase media pronto sólo quedará una minoría pudiente y millonaria y el resto todos pobres, el que paga su piso con esfuerzo no tiene porque rescatar bancos y ciudadanos que lo han hecho mal y hoy en día el rescate de ciudadanos vía dación en pago hundiría bancos que han prestado midiendo riesgos con unas cláusulas que “sí” les permitían prestar ese dinero en esas condiciones y favorecer el desarrollo en su momento, pero que si se cambian las reglas a mitad de partida llevará a una nueva debacle financiera imprevista que nuevamente meterá la mano en el bolsillo de la clase media y esta vez ya sería definitiva y sin margen de maniobra, el esfuerzo no habría valido de nada.

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