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Antes de contratar un préstamo para que no nos la ‘cuelen’

Hay entidades que rebajan el tipo de interés de sus préstamos a los clientes que contratan seguros, domicilian su nómina o hacen aportaciones a un plan de pensiones.

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Como ocurre con cualquier producto financiero, no haber leído las condiciones de un préstamo antes de firmar puede ser sinónimo de gastos inesperados que pueden encarecer el préstamo o de productos vinculados que no necesitamos. Es por ello que, antes de firmar, es muy importante leer el contrato y, sobre todo, entender el producto.

El comparador HelpMyCash.com ha encontrado 3 aspectos a los que hay que prestar especial atención antes de darle el “sí quiero” a un préstamo personal, para evitar sustos en el futuro.

Las comisiones y las cuentas asociadas ‘de pago’

El primer punto en el que hay que fijarse es en las comisiones. Cuando se trata de sumar gastos, los bancos pueden ser muy creativos, más aún cuando la ley que regula las comisiones bancarias es tan permisiva como la española y permite a los bancos establecer libremente los gastos repercutidos a los clientes, salvo en contadas excepciones. En el caso de los préstamos personales, las comisiones que suelen encarecer más el producto son la de apertura, que se aplica calculando un tanto por ciento sobre el importe del préstamo, la de estudio, que se justifica por el trámite que tiene que realizar la entidad para estudiar la viabilidad del préstamo, y la de amortización anticipada.

Todas ellas son fáciles de evitar. Entre la vasta oferta de préstamos, hay productos que están exentos de todas las comisiones anteriores, como el Préstamo Naranja de ING Direct con el que se pueden conseguir hasta 40.000 euros al 6,95 % TIN o el Crédito Proyecto de Cofidis que no tiene ni comisión de estudio ni de apertura y que admite solicitudes de hasta 15.000 euros con un TIN de partida del 4,95 %.

Además de las comisiones del propio préstamo, cuando se firma un contrato de crédito en un banco, la entidad obliga al cliente a abrirse una cuenta corriente en la que se domiciliarán las cuotas. Si la cuenta sólo se va a usar como soporte del préstamo, hay que pedirle al banco que no tenga comisiones de mantenimiento ni de administración. Más aún cuando es la entidad la que obliga al cliente a abrirse la cuenta y no el cliente quien la solicita.

Los productos vinculados

El segundo punto al que hay que prestar especial atención son los productos vinculados. En los préstamos, el principal producto vinculado que intentan colocar bancos y financieras son los seguros. Los hay de todo tipo: de protección de pagos, de hogar, de vida… La pregunta que debemos hacernos es: ¿vale la pena contratar un seguro? ¿Realmente lo necesitamos? Sobre todo teniendo en cuenta que las primas de estos productos pueden suponer un gasto extra de varios cientos de euros.

 

Cuidado con las bonificaciones

Hay entidades que rebajan el tipo de interés de sus préstamos a los clientes que contratan seguros, domicilian su nómina o hacen aportaciones a un plan de pensiones. Aunque las rebajas pueden ser interesantes, hay que tener en cuenta que firmar un préstamo así implica asumir una serie de compromisos que quizá no interesan tanto y que, una vez más, pueden encarecer el préstamo. Ante estos casos, que no siempre tienen por qué ser malas opciones, sobre todo cuando lo único que se pide es domiciliar la nómina –al fin y al cabo, en algún banco se tendrá que domiciliar-, es importante comparar la oferta general del mercado y ver si no existe otro con el mismo tipo de interés que no tenga vinculaciones innecesarias.