os cuento mi aventura con las moscas.
Cuando nos hemos trasladado a la masia, a principios de marzo, no imaginábamos que las moscas nos iban a invadir enseguida. Pensábamos en colocar mosquiteras en mayo, de cara al calor y el verano, pero en 2 días, se nos llenó la casa de moscas. Cientos de ellas volaban en todas partes.
Así que primero compramos un spray de estos, pero ecológico. Las moscas aún se deben de reir de aquel spray!
Luego encontramos un viejo spray de entre las cosas viejas de la masia, nada ecológico, pero funcional. Se murieron unas cuantas, pero con el crio por aquí, y espacios tan abiertos y tan grandes, no fue tan poco la solución.
Compramos una de estas luces azules que se ponen en los bares y cocinas industriales. Si lo usan los profesionales, es que funciona, no?
Pues bueno... digamos que podría dar mejores resultados. Si que hay moscas electrocutadas, pero la ocupación seguía.
Entonces, fue el colmo, compramos (muy caro por cierto), unos de estos aparatos de ultra-sonidos. Bueno para el medio ambiente, sin recargas, super efectivo, etc... Buena propaganda.
Pero efectividad 0. Tanto que escribí un correo a la empresa (radarcan), obviamente sin respuesta, para comentárselo. Hasta hice fotos que se ven como las moscas descansan encima del aparato que se supone les resulta tan insoportable que huyen de seguida.
Al final, nos quedaba aquellas tiras de pega muy feas, y el veneno que se pone en el suelo. Con el niño por aquí, descartamos el veneno y las tiras, bffff
Entonces volvimos a los orígenes. Compramos un par de estas tapetas anti moscas que parecen raquetas de tenis, y dedicándole un par de horas, matamos un centenar de moscas.
Ya no tenemos moscas en casa.
Moraleja: lo más barato, lo más antiguo, lo menos tecnológico, es lo que mejor funciona!
Todo lo otro está concebido para estafar.
