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El Consenso de Frankfort o Por quién doblan las campanas

Tomo prestado parte del título de hoy de la más que extraordinaria novela de Ernest Hemingway publicada en 1940 (“For Whom the Bell Tolls”). Es un novela sobre la Guerra Civil española, ya, pero lo importante aquí es el simbolismo del título: una campana entonces sonó, y ahora, ¿por quiénes está sonando?.  ¿Por qué el […]

Tomo prestado parte del título de hoy de la más que extraordinaria novela de Ernest Hemingway publicada en 1940 (“For Whom the Bell Tolls”). Es un novela sobre la Guerra Civil española, ya, pero lo importante aquí es el simbolismo del título: una campana entonces sonó, y ahora, ¿por quiénes está sonando?. 

¿Por qué el BCE ha subido los tipos de interés?. Trescientas páginas de razonamientos y un resumen de una línea: para dar un poco de aire a las entidades financieras. ¿A quiénes no beneficia el aumento de tipos?, a las personas físicas, a las familias, pero, también, a las empresas no financieras, ni a los Estados.

El núcleo inflacionario medio en la UE era, cuando M. Trichet anunció el alza de tipos, del 1,0%, el resto hasta el 2,6%, fundamentalmente, ha sido debido al petróleo. Haber subido los tipos significa continuar utilizando un manual de los años 80, ya, es el único que ahora hay, pero ya no va: está caduco, superado, obsoleto. Pienso que ha sido un error fundamental haber subido los tipos, un error para la economía real: mayores costes para las empresas, drenajes a las rentas disponibles de las familias, pero un regalo para las entidades financieras.

¿Por quién doblan las campanas?, por la inversión, por el consumo. La subida de tipos, y no será la última, es un acelerador en el camino de la deflación hacia la que, pienso, se dirige la economía planetaria. En los miembros del Southern Quartet actuará de multiplicador del desempleo, de la inactividad económica, en las economías que van bien empeorará sus coste, lo que forzará a que mejoren su productividad, lo que, en una atmósfera de exceso de capacidad productiva ocasionará mayor desempleo de factores productivos. Subir los tipos de interés porque Alemania va bien, pregunten a la parte productiva de Siemens si se siente feliz con esta subida de tipos.

España. Para la economía española esta subida de tipos será como un mazazo, porque, recuerden: la deuda de España es monstruosa. Ya lo comentamos: España no va a caer porque no interesa que caiga, pero pienso, a diferencia del Señor Comisario de la Competencia, que España sí tiene problemas financieros: la enorme deuda que tiene que pagar y cuya totalidad, pienso, no puede atender.

Todos los países que han sido ‘rescatados’ (comillas: se ha rescatado a sus acreedores) han tenido que / van a tener que realizar sacrificios enormes para pagar ese ‘rescate’: los fondos que les han dejado y que les van a dejar para pagar las deudas: dinero de todos: de la UE, para atender a los acreedores de los rescatados; ¿cómo? destinando PIB a tal fin.

Portugal. Primero se le prestó: era negocio, luego se le hizo pagar cada vez más: negocio, ahora se rescata a quienes le prestaron, y se hace pagar a su ciudadanía. No será así, pero es posible sacar un poco más. ¿Qué diferencia hay entre lo que ha sucedido en Portugal en los últimos tres años, entre lo que ahora sucede, y lo que sucedió en Honduras, en Perú, en Túnez, en los 80 y 90?. ¿Qué diferencia hay entre los modos y maneras de la banca internacional (USA, fundamentalmente), del FMI, del BM en aquellos años en Latinoamérica y en África con la de banca europea y el BCE en los GIP(S(I)) en los 2000 y 2010?. ¿Qué falta hace en la UE un FME si ya tenemos un Consejo Europeo, un Ecofin y un BCE?.

Las medidas: con Portugal lo vemos más porque está más cerca. Dice el comunicado de Hungría: “eliminar las rigideces en los mercados laborales y de productos” para asegurar “un crecimiento equilibrado y reducir los desequilibrios interior y exterior” (El País 09.04.2011, Pág. 26), interpreto: reducir salarios y costes empresariales varios a fin de que crezcan las exportaciones y asegurar, así, ingresos que sean en mucha parte aplicados a lo que Portugal debe. “asegurar la posición económica y social de los ciudadanos” (misma fuente), deduzco: fijar topes límites, niveles máximos de tal modo que se asegure que el Estado no va a incrementar el gasto público, pero evitando una explosión social: una ‘revuelta del pan’. “ambicioso programa de privatizaciones” (fuente idéntica), leo: vender lo que es rentable y que los nuevos dueños obtengan más por los servicios que la población deberá pagar más caros, y lo que el Estado obtenga de la venta, que sea dedicado a pagar lo que el Estado debe. ¿Cuántos años de retroceso económico y social le va a costar a Portugal este ‘rescate’?, muchos. EL problema de Portugal: no crece, creció muy poco: ¿puede crecer?, tras pagar lo que al final le pidan, tras la quita, ¿le quedará algo para él?.

¿No se entiende bien?, vayan a Google y tecleen “Consenso de Washington”, vayan entrando en referencias y lean; bien, pues algo parecido, pienso, ya está sucediendo aquí y ahora: es el Consenso de Frankfort.

¿El pueblo siempre paga?, pues sí: siempre ha sido así, y no: en este modelo no había alternativa: se permitió el endeudamiento para crecer, y ahora hay que pagar las facturas, a cualquier precio que se fije, si, a cualquier precio. Las cosas, ahora podrían ser de otra manera, podrían hacerse de otra manera, pero hay que ser consecuente hasta el final. Y claro, LA pregunta, ¿por qué lo GIP no han hecho lo que hizo La Tierra de Hielo?, pues porque allí le dejaron hacerlo: no había nada que rascar.

Portugal, ¿alguien dudaba de que el precio del rescate iba a ser superior al del plan de saneamiento del Gobierno?. (Lo que plantea otra pregunta que supongo la ciudadanía portuguesa se planteará: siendo obvio que ‘el rescate’ iba a ser más caro, más salvaje, que los sacrificios propuestos por el Gobierno, ¿por qué no fueron aceptados en el Parlamento?.

España. Pienso que llegará a algo parecido pero sin rescate: no hará falta.

Será una historia sin diferencias: la de todos aquellos que no están bien en los lugares que van más o menos bien, la de aquellos que están mal, la de los lugares que van a peor. 

¿Hay alguna duda sobre por quiénes doblan las campanas?.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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