El País del 06.04.2011 publica, en su Pág. 21, una extraordinariamente interesante entrevista a M. Strauss-Kahn, léanla, vale la pena, de verdad, y, filtrando el hecho de que quien habla, pienso, es un político, pueden extraerse razonamientos muy provechosos.
Al principio se le pregunta a M. Strauss-Kahn: “¿Considera el Fondo que España necesita un plan de rescate, como países como Grecia o Irlanda?”. El actual Director gerente del FMI da una larga respuesta y al final dice: “No hemos recibido ninguna petición de ayuda del Gobierno español. No creo que el Gobierno español necesite ningún tipo de ayuda financiera”, pero no responde a la pregunta, ¿o sí?.
Más adelante responde a otra cuestión sobre las medidas económicas tomadas por el Gobierno del reino: “Creo que las políticas que ha puesto en marcha el Gobierno español (…) son las políticas correctas”, entonces, ¿pensará el máximo responsable del FMI que fueron correctas las medidas que el Gobierno español adoptó antes de mediados del 2010, antes de que en el Consejo extraordinario que celebraron en Mayo los Jefes de Estado de la UE acordaran dar un giro copernicano a la senda por la que se avanzaba basada en el ‘estímulo – crecimiento – rescate de entidades financieras’ para pasar a un camino pavimentado de ‘recorte – estabilización – garantía de pago de deudas’?.
Líneas después y en relación a la comparación entre España y Portugal M. Strauss-Kahn afirma: “El problema (de Portugal) no es tanto de deuda pública como de la financiación de bancos y deuda privada (…)”; un poco antes había dicho: “(…) en mi opinión, el escenario en Portugal no es tan fácil como el de España (…)”. ¡Pero si el problema de España no es, repito, no es, de deuda pública, sino de deuda privada!. Entonces, ¿son más parecidos los casos español y portugués de lo que parece, de lo que quiere darse a entender, o de lo que puede hoy admitirse?.
Y ya cerca del final comenta ¿el futuro candidato a la Presidencia de la República Francesa?: “Una gran parte del problema (de la consideración diferenciada de los países del Sur de Europa) es precisamente que la eurozona adolece de falta de instrumentos de gobierno colectivo”. Seguramente sí, posiblemente sí, pero es que … la UEM fue diseñada así: coordinando lo que convenía a quienes convenía, dejando suelto lo que no convenía, diluyendo lo poco conveniente, admitiendo a quien convenía; es lo de los polvos y los lodos, sí, pero porque tenía que ser.
Ya lo hemos comentado en otras ocasiones: nuestra Historia es una sucesión de ‘digo Diego aunque haga Digo porque conviene que se piense en Diego aunque lo que nos conviene a quienes pintamos sea Digo’. Ni siquiera es ‘Haz lo que digo, no lo que hago’: eso sería demasiado directo, es más: ‘Haz lo que conviene independientemente de lo que se diga y haga’. ¡Pues vaya!.
En otro orden de cosas pero siguiendo con las mismas cosas, el FMI arremete y demanda austeridad, recortes, reducciones de los déficits públicos, se queja de las enormes deudas públicas existentes y de su previsible evolución, pero no ahonda en el motivo porque significaría asumir que el modelo está agotado y que él mismo, su estructura actual, es una antigualla y debe ser redefinida y rediseñada.
La combinación déficit-deuda se compone de una parte ‘vieja’ y de una ‘nueva’. La vieja es lo que se debía antes del 2007, la nueva es todo lo que se ha ido inyectando en el sistema -los planes E- para intentar arreglar, reparar, refinanciar, reconducir algo irremediable: el agotamiento del modelo; a eso añádase un exceso monstruoso de capacidad productiva, un modo-de-hacer malgastador de recursos. Lo que tenemos es una crisis sistémica irresoluble con el viejo manual tal y como sucedió en la Depresión con el manual entonces en uso.
El FMI personaliza: Europa derrochadora, USA bueno, y no: en una economía postglobal no existen los contagios ni las exportaciones de problemas: eso sucede mientras se está produciendo el proceso globalizador. En todas partes se produce idéntico proceso, proceso que se va manifestando de formas diferentes en momentos distintos según las características particulares de cada lugar.
La deuda. El FMI habla de la ‘pública’ y no, hay que hablar de la ‘total’: la que debe el Estado y los entes locales, las empresas, las familias y la banca. El FMI dice que ‘hay que reducir la deuda y los déficits’, sin admitir (de momento) que parte de esa deuda es impagable. Decir que ‘hay que reducir la deuda y los déficts’ a base de herramientas ineficientes es imposible precisamente porque el mundo ya es postglobal: ¿de qué serviría que ahora USA redujese su deuda y su déficit?, de entrada su población se megaempobrecería aún más de lo que ya está, aunque eso al FMI le da lo mismo, pero es que eso tendría un efecto demoledor en el sistema financiero mundial, en el comercio internacional, en el sistemas productivo planetario.
Dicho de otro modo y por hablar de Europa: en este modelo es imposible alcanzar los límites del PEC porque para poder crecer en estos pasados años se alteraron conscientemente los mecanismos que posibilitaban alcanzar y mantener dichos límites. Es decir, se rompieron los precintos que sellaban la caja y que confinaban a las Furias, para crecer, sí, para crecer; y ahora es imposible volver a meterlas dentro: no caben.
(El Señor Comisario de la Competencia el Martes: “España se está alejando, día a día, del epicentro de la crisis” (El País 13.04.2011, Pág. 21). Pienso que debería ser ‘A España le están alejando … porque no conviene que los mercados se vean influidos por sus problemas’).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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