Tatiana Nogueras
En la vida como en el mercado, cuantas más opciones existen más difícil es decantarse por una de ellas. Y mucho más complicado es acertar. A la hora de depositar los ahorros para rentabilizarlos es clave saber qué elegir y cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la elección. En un momento como el actual, estas tres opciones ofrecen suculentas rentabilidades. Conviene tener en cuenta, sin embargo, el riesgo que conllevan.
– Depósitos: Caja Inmaculada ofrece un 4,75% por un capital mínimo de 6.000 euros, Santander da un 4,5% para patrimonios de 50.000 euros, Sabadell rentabiliza un 4% el capital invertido a partir de 600 euros… Y así hasta el infinito. La guerra del pasivo se ha reavivado y las entidades vuelven a ofrecer caramelos en forma de rentabilidades para todo aquel que quiera depositar sus ahorros.
Sin embargo, como en todo, existen salvedades. Algunos depósitos, como el de Santander, abonan la rentabilidad sobre el 90% del capital, mientras que otros, como el de Sabadell, están ligados a la revalorización de la acción de Telefónica. Y es que, aunque el atractivo es desmesurado, es muy importante leer la letra pequeña.
Adeptos y escépticos los hay a partes iguales. “El depósito es el activo intermedio en términos de riesgo, donde el principal riesgo que aparece es el crediticio de la entidad financiera que lo emite”, explica Alberto Morillo, analista de Consulnor. Banif, sin embargo, puntualiza que “el depósito no tiene ningún valor especial para todo tipo de clientes”.
– Dividendos: Es la fórmula mágica elegida por todos aquellos que quieren entrar en la renta variable acotando el riesgo. Así lo cree Banif, que no duda en señalar que “el dividendo es una fórmula muy útil para invertir en renta variable sin riesgo, quita incertidumbre y volatilidad. El único problema es que la empresa no gane y no reparta dividendo. Es una buena alternativa, aunque tienes que ser un inversor con cierta tolerancia al riesgo”.
Desde Consulnor, sin embargo, no son tan optimistas. Morillo explica que “aunque el dividendo es un punto importante al evaluar la valoración de una acción, no es el único a tener en cuenta. No podemos descuidar otros ratios como el PER o el PBV, así como aspectos no relacionados con la valoración directamente, como la fortaleza del balance, las perspectivas de crecimiento para la compañía y el sector, la diversificación geográfica, etc”.
Telefónica, Santander, BME, Popular, Iberdrola o Mapfre son compañías generosas en la retribución al accionista. Pero no todas merecen la misma consideración para los expertos. Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets, comenta que “regirse solo por el dividendo no nos parece el criterio más adecuado si bien sí resulta un criterio a tener en cuenta en inversiones a largo plazo”. “Si encontramos empresas con elevados dividendos y que, además, tienen potencial de crecimiento en distintas áreas geográficas, el dividendo es un gran plus a tener en cuenta. Éste es el caso de Telefónica o Santander. Otras empresas con altos dividendos (como BME, Popular, Iberdrola, Mapfre…) no nos resultan tan atractivas”, añade.
– Deuda pública: Desde que la crítica situación económica de algunos países de la eurozona disparara la rentabilidad de sus bonos, la deuda pública está en boca de todos y más de uno se siente tentado de sacar partido del momento. Pese a todo, también tiene sus condiciones particulares. “La rentabilidad que ofrecen los bonos españoles en estos momentos pone de manifiesto que éstos siguen siendo seguros, y no albergan posibilidades reales de impago (al contrario que los de Portugal, Grecia e Irlanda). Sin embargo, el entorno que se espera, con elevada inflación y con subidas de tipos de interés en la zona euro (subidas que podría llegar al 1,75% a finales de año), resta atractivo a la renta fija”, expone Daniel Pingarrón.
El estratega de mercados de IG Markets detalla que “no es lo mismo percibir un cupón del 5% anual en los Bonos del Tesoro con la inflación al 1,5% que al 3%. En entornos de inflación y tipos de interés creciente, suelen producirse desinversiones en renta fija y aumento de inversiones en renta variable, lo que puede ocasionar que los bonos valgan menos en el mercado secundario”.
No es el único que opina de esta manera. Los expertos de Banif no ven valor en la deuda “porque las expectativas de subidas de tipos de interés y las tensiones inflacionistas le quitan valor al bono español a 10 años. Apostamos por plazos más cortos que son menos sensibles a subidas de tipos”.