David M. Pérez
1. Cierre de posiciones cortas:
En Julio de 2010 el Ibex venía de rebotar desde los 8.500 hasta los 10.300. El mercado había colocado allí una resistencia y volvió a caer. Tocó un soporte y de nuevo para arriba, hasta alcanzar los 11.000. La entrada de inversores que apuestan a caidas muchas veces contagia al mercado, como si fuera una manada. “Lo que puede romper estos movimientos pendulares es que una vez alcanzada una resistencia, en vez de vender, la gente mantenga los títulos porque prevea una tendencia alcista”, afirma Rafael Moreno de Unicorp Patrimonio.
2. Mejora de determinados sectores:
“Las previsibles mejoras de un determinado sector es otra de las causas”, apunta Mariano Alierta de MG Valores. En marzo de 2009 el Ibex se situó por debajo de los 7.000 puntos. La mala situación del sector financiero, que en ese mes vio rebajado el ‘rating’ de algunos de sus principales bancos, hundió al mercado perdiendo un 15% en el trimestre. Avanzaba el año y la crisis financiera se estabilizaba en Estados Unidos. Los inversores vaticinaban mejoras para bancos y cajas. El selectivo español cerraba 2009 con una subida del 30%, de las mayores en la última década.
3. Crisis de deuda:
El 4 de mayo de 2010 el Ibex perdía un 5,4%. Grecia había solicitado el rescate financiero internacional y la rentabilidad del bono español a diez años alcanzaba un nuevo máximo del 4,4% por el persistente temor al contagio de la crisis de deuda. Cuatro jornadas después, el FMI confirmaba el salvamento de Grecia y el Ecofin aprobaba un plan de ayuda para el euro. La rentabilidad del bono español se relajaba hasta el 3,9% y el Ibex respondía: una subida del 14,4%. “Con el miedo al contagio soberano el mercado empieza a vender, pero luego se corrige ya que solo es debido a una subida excesiva de la prima de riesgo”, sostienen desde MG Valores.
4. Valores con escasa liquidez y especulación:
“Valores con poca liquidez y poco volumen que favorecen movimientos extremos” afirma Jose Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. “Al final, excesos que más tarde o más temprano se desinflan hasta que se produzcan en este caso novedades fundamentales que marquen la dirección final del mercado”, concluye. “En principio son movimientos que se producen en valores poco líquidos, y no tienen por qué ser movimientos especulativos, pueden ser inversores de largo plazo que han descuidado en su análisis el pertinente estudio de la liquidez de la compañía cotizada, provocando un movimiento brusco, que se corrige rápidamente, en cuanto los agentes del mercado prestan atención al valor, al descubrir una ineficiencia de mercado, que aprovechan con gran rapidez”, incide Alberto Morillo, analista de Consulnor.