El viernes nos desayunamos con un nuevo incremento del paro, que camina hacia los cinco millones, el IPC que se eleva al 3,8% y que las ventas al por menor caen un 8%, desde el 4% del mes anterior, junto a la amenaza de restricción del crédito.
José Antonio Fdez Hódar
Hay días en los que mejor hubiese sido quedarse en cama. Te desayunas con el incremento del paro, la subida del IPC, la caída en las ventas al por menor y la restricción del crédito bancario y ya piensas que lo único que nos falta es que el polvorín revolucionario en algunos de los países exportadores de petróleo se extienda y nos lleve a una nueva crisis del crudo.
A un servidor le cogió muy joven el Plan Nacional de Estabilización de 1959, que se llevó al garete el negocio familiar. Sufrí como gestor de patrimonios los difíciles años 1991, 92 y 93, con tres devaluaciones de la peseta, pero lo que estamos viviendo no tiene parangón.
Ahora no podemos mandar al extranjero al excedente de mano de obra, y a las pymes, que son las que mayor empleo generan, no hay quien les eche un capote. En el 59, cansado de llamar a todas la puertas, mi abuelo decía que los bancos sólo daban dinero a quien no lo necesitaba.
El tema de apertura de EXPANSIÓN del viernes: “Santander advierte que habrá aún menos crédito” me ha traído el recuerdo de Pepe Hódar, un pequeño empresario que se había dejado la piel a tiras trabajando, al que los acreedores no podían pagarle, los bancos habían cerrado el grifo al crédito y veía cómo se le iba al garete el trabajo de toda una vida.
Este drama se está convirtiendo en el pan nuestro de cada día para los pequeños empresarios españoles. Todas las entidades financieras no tienen otro objetivo que el de sanear balances y buscar, los que pueden hacerlo, que el grueso de sus ingresos proceda del exterior.
Con semejante fondo de pantalla lo primero que se te ocurre es tomar las de Villadiego. Coger tu dinero y llevártelo a trabajar al extranjero. Y la triste evolución de la bolsa española , frente a la fortaleza del Dow Jones y del Dax alemán, en la sesión del viernes, nos están marcado hacia donde apuntar.
La otra cara de la moneda, la que invita a invertir, la vimos en la mañana del viernes al elegir los valores protagonistas que destacamos en esta página. Seleccionados estos, nos llevamos la sorpresa de que de los seis elegidos, cinco habían sido los protagonistas de la semana anterior.
¿Y qué lectura le damos? Pues que hay un buen grupo de valores con buenos fundamentales, con una cuenta de resultados atractiva y cuyos ingresos provienen, principalmente, de su diversificación internacional. Dicho con otras palabras: que parte del extranjero está en casa.
La vigorosa subida de las principales bolsas y de algunos valores en particular, invita pensar que se está animando al mercado para que entren los pequeños inversores y empapelarlos. No es el caso. Cuando esto ocurre se produce lo que se llama “efecto patinaje”: giran las ruedas y el coche no avanza.
En bolsa, se incrementa el volumen con avances muy pequeños en la cotización. Lo que está ocurriendo es que se compra poco, por miedo, y se vende menos, porque en el fondo se confía en las empresas.