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Lo que hay detrás de la EPA

Volvamos. La EPA: ya salió. Cinco millones, aún no, ¿no?, ¿y el desempleo encubierto?. ¿Qué hay más allá de las cifras?. Pienso que sería conveniente reflexionar sobre un par de cosas que se conocen pero sobre las que se pasa de puntillas porque son irresolubles:

– España tiene una baja tasa de actividad: la cantidad de personas cuya edad se halla comprendida entre los 16 y los 65 años que manifiestan que desean trabajar, reducida: España, 59%, Dinamarca, 76%.

– España, con esa baja tasa de actividad que permanece prácticamente invariable con el paso de los años, ha pasado de un desempleo del 7,8% en Septiembre del 2007 al 21,3% de Marzo del 2011; no importa ahora que ese 7,8% ya fuese desmesurado entonces en comparación con otros países, sino que a una tasa de actividad mayor la población desempleada sería superior.

– España, en gran medida, alcanzó ese desempleo del 7,8% construyendo 800.000 viviendas al año que eran compradas a crédito, atendiendo a 53 millones de turistas en cuya mayoría eran de medio-bajo poder adquisitivo, ensamblando automóviles de gama media que eran diseñados en el exterior en plantas de propiedad extranjera, y alojando a huéspedes y sirviendo copas y menús en los hoteles, bares y restaurantes que pueblan la geografía española, actividades todas de valor añadido medio y bajo y muy intensivas en factor trabajo de cualificación media.

– España ya no puede construir 800.000 viviendas anuales y de la fuente de los créditos tan sólo mana un hilo de agua, cada uno de los turistas que vienen a España gastan de media cada vez menos por día de estancia en estancias que cada vez son más breves, los automóviles que en España son ensamblados son adquiridos por una población que cada vez tienen un menor poder adquisitivo, y en los hoteles bares y restaurantes el cliente medio consume, de media, menos.

– España quiere exportar porque sabe que su consumo interno apunta a menos (en Marzo el comercio en tiendas cayó el 8%), pero la competitividad española es reducida porque lo que España fabrica es de bajo valor, por lo que la productividad española es baja ya que, en innumerables subsectores, no es rentable invertir para mejorarla, por lo que, a fin de tratar de mejorar costes, se apuesta por reformas laborales que precaricen en el empleo, reduzcan los salarios y facilitan los despidos.

– España tiene 46 millones de habitantes, de los que el 8,14% son extranjeros, muchos de los cuales fueron traídos para construir las viviendas que ya no se construyen, atender a los clientes que cada vez se alojan menos en hoteles y consumen menos en bares y restaurantes. Las tasas de desempleo se reparten de forma sesgada: el 32% entre los inmigrantes, el 18% entre la ciudadanía española.

– España muestra una parte sumergida del PIB de entre el (20 – 25)% y un nivel de fraude fiscal que, sobre PIB, oscila entre el (6,5 – 7,0)%, y ahí se mueven muchas de las empresas que funcionan con normalidad pero sabiendo que si tuvieran que moverse en la economía blanca, pura y simplemente tendrían que desaparecer: estar en la parte negra de la economía constituye su margen de competitividad.

Ahora, con estos mimbres, elaboren el siguiente cesto: generar actividad para absorber a toda esa población desempleada y ocupar a la población activa que cada año se va creando por puro crecimiento vegetativo. Yo he llegado a la conclusión de que ahora ya es imposible, ¿por qué?.

España llegó al ‘España va bien’ con un bagaje de cosas, con una forma de hacer, con una cultura, con una historia, con una división administrativa y con unos complementos particulares, y con todo eso, y porque se lo permitieron, montó un entramado que, doce años después, desembocó en que ‘la economía española jugase en la Champions’, y, por eso, sólo por eso, la tasa de desempleo española alcanzó el 7,8%. Es decir, para España, ese nivel de desempleo fue un final, no la consecuencia de una evolución: España se encontró con ese nivel de paro, no llegó a él a través de una evolución.

Por ello, pienso, España, en un horizonte temporal previsible, no va a volver a alcanzar una tasa de desempleo como aquella, aunque tuviese trampa y aunque fuese altísima en comparación con otras economías: lo que España hizo para llegar a ella es irrepetible: forma parte de un modelo superado que España no puede cambiar porque el momento de los cambios-hacia ya pasó.

Por tanto, pienso que las alternativas de España están bastante definidas. O España asume una tasa de desempleo estructural muy elevada -del 15% o superior-cuando la crisis finalice y crea, con esfuerzos, clusters de actividad en línea con lo que hagan oras economías de su entorno, o toda España deriva hacia una postración económica con tasas de subempleo astronómicas y pérdidas generalizadas de poder adquisitivo, o reduce mucho su población activa y llega a niveles de desempleo lógicos y asumibles.

Pienso que no hay más: si verdaderamente se desea que la tasa de paro descienda en España la vía es la disminución sustancial de la población activa hoy existente en España y la evolución hacia elaborados de mucho mayor valor. Pienso que para España ya han pasado casi todos los vagones del tren del nuevo modelo por lo que el tiempo se le acaba.

Apunte adicional. El dato del desempleo correspondiente al primer trimestre salió a las 10:00 h, a las 14:00 el Ibex subía el 0,26%.

(El periódico Expansión publicó en su ejemplar del 21.04.2011 un artículo de título revelador: “Trabajar sin sueldo, la nueva realidad”, cuyo link amablemente me remitió un lector (aquí). La idea es la que expone el encabezamiento: trabajar sin cobrar, pero esperando un resultado futuro en forma de algún tipo de contrato. Lo que posiblemente más claramente se desprende del texto es el fin de la relación laboral tal y como hasta ahora ha sido entendida, lo que, de algún modo, estaría en la línea de eso de lo que ya lleva tiempo hablándose: la necesidad de un nuevo contrato social.

Cuando lo leí a mi mente vino algo de lo que se habló a mediados de los 90 y de lo que se dejó de hablar poco después: la empleabilidad, pero entendida de un modo particular: la demostración a alguien de que necesita a quien le está demostrando tal necesidad. En un escenario como ese nadie contrataría laboralmente a nadie y nadie pagaría a nadie un salario por realizar una tarea cotidiana de forma determinada: en un entorno abierto, la vinculación y el tiempo de permanencia sería por necesidad y el pago podría ser por resultados. ¿Convenios?, ¿ultraactividad?, ¿antigüedad?; ¿de qué pasado se estaría hablando cuando los arqueólogos investigaran un viejo disco duro?).

(Añadido a las 07:00 h. La evolución de la historia siempre ha llevado las cosas por donde era necesarias que fuesen: la máquina de vapor fue inventada en el siglo XVII pero entonces no pintaba nada por lo que fue prácticamente ignorada hasta el XIX, cuando de verdad fue imprescindible. Con los intermediarios sucede lo mismo: cuando la logística estaba en pañales y era harto complicado conectar lugares y bienes hacía falta una cadena de pasos sucesivos que aproximaran intereses e interesados; en todo, absolutamente en todo. Los jefes unipersonales e individuales que ejercían su poder dominando ellos mismos todos los resortes fueron bastante imprescindibles, , pero ya no: de momento tenemos los ejemplos del Magreb, y de Osama Bin Laden).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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