Carlos Montero.
En este artículo nos saldremos un poco de la actualidad de los mercados, de la crisis de deuda en Grecia, de los problemas con el FMI, de los resultados empresariales, y analizaremos una interesante oportunidad de inversión para los próximos años. Desde mediados de 2010 la comunidad financiera ha centrado su atención en un activo que había pasado totalmente desapercibido: Los metales raros. Existen diversas razones para este hecho.
Otras de las razones es que la oferta está controlada por China, con un 95% del total de la producción. Las proyecciones señalan que por el crecimiento económico chino, la totalidad de esta producción será absorbida por sus propias industrias.
Otro motivo para este repentino interés es que algunos metales raros son utilizados en la tecnología para la generación de energía verde, ya sea en paneles solares, turbinas de viento, baterías eléctricas.
Entre estos metales encontramos al Cerio, utilizado en catalizadores y equipos de control de contaminación, al Disprosio, utilizado en láseres e inyectores de combustible, al Erbio, utilizado para producir filtros fotográficos, al Homium, utilizado en dispositivos médicos, pero hoy haremos un análisis más detallado del Iridio de la mano del analista Jack Farchy.
La popularidad de los teléfonos móviles inteligentes, de las tabletas gráficas, las televisiones de pantalla plana, ha provocado un aumento del 150% en el precio del Iridio, un metal poco conocido y utilizado en pantallas con retroalimentación.
La demanda de uno de los metales más raros de la tierra, se cuadriplicó el último año. Esta repentina ansia compradora ha provocado subidas en el precio del metal a un nivel histórico en los 1.000$ por onza, una subida del 150%, lo que empalidece los ascensos de los precios de la plata, del oro, del platino, del paladio. El mercado para el Iridio es muy pequeño, menos de 500 millones de dólares al año, en comparación con los 30.000 millones de dólares de la planta, o los 10.000 millones de dólares del platino, pero es un metal crucial para las nuevas tecnologías.
El uso principal del Iridio es para la fabricación de diodos emisores de luz. Estos constituyen la base de pantallas con retroiluminación, que son esenciales en dispositivos tales como televisores de pantalla plana e iPads. El consumo de Iridio en la industria eléctrica aumentó 27 veces en 2010 hasta las 194.000 onzas. La demanda total se situó en las 334.000 onzas.
Existen pocos productores de Iridio, que se han visto beneficiados fuertemente, y estos están casi exclusivamente en África del Sur, incluyendo a Anglo Platinum, una filial de Anglo American, Impala Platinum and Lonmin.
Sin embargo, la edad de oro del iridio no ha hecho más que comenzar. La nueva tendencia mundial a implantar una iluminación ambiental “amable” en casas, calles y coches, elevará la demanda de Iridio de una forma muy relevante, según afirma Paul Walker, presidente ejecutivo de GFMS, una consultora especializada.
Sin embargo, este analista advierte que los precios deberían caer a un rango entre 700-800$ la onza para garantizar que el Iridio se imponga a otras tecnologías competidoras.
“Estamos en la cúspide de una explosión en el crecimiento de las aplicaciones LED. La cuestión se reduce a que tecnología hará uso de estos cristales, y eso dependerá del precio.
La recomendación sería, olvídense del oro, de la plata, del petróleo, del cobre, del zinc…compren empresas que extraigan Iridio.
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