Carlos Montero.
En el artículo de ayer publicábamos con respecto al escenario en el mercado de deuda que se plantea en EE.UU. tras la finalización de la QE2: “Tal vez la mayor preocupación no es un “default” sino como Carmen Reinhart de Peterson Institute for International Economics denomina, una represión financiera. En decenas de casos anteriores, los gobiernos han utilizado instrumentos que han dañado la deuda de los tenedores si necesidad de negarse a pagar los intereses. Por ejemplo, al mantener los tipos de interés a corto por debajo del nivel de inflación, un gobierno puede pagar a sus tenedores de bonos con el abaratamiento del dinero. A través de reglamentos se puede obligar a los bancos y otras firmas financieras a comprar más deuda pública. Como resultado, las rentabilidades actuales y los retornos ajustados a inflación de los bonos corporativos caen.
“El objetivo fundamental de la represión financiera es establecer las condiciones necesarias para que el crédito gubernamental sea lo más barato posible. Veo hoy en día, como el escenario más probable”, afirma Reinhart”.
Cada vez son más las opiniones que defienden esa posibilidad, que no se limita a la situación de deuda en EE.UU., sino que se extiende al resto de países industrializados. Parece que nos adentramos en un escenario general de represión financiera, que provocará contracción del crecimiento por debajo de su media histórica desde la Segunda Guerra Mundial.
Beat Wittmann, director general de Dynapartners, afirma que la única solución viable a largo plazo para solventar los desequilibrios insostenibles de la deuda de los países industrializados, será algún tipo de represión financiera.
En cuanto a la situación de la deuda griega este analista señaló “la situación del país heleno está en un punto clave. La historia nos enseña que hay las siguientes opciones de salida de su crisis de deuda: El crecimiento, la austeridad, la suspensión de pagos y posterior reestructuración, la inflación, la represión financiera”.
El crecimiento, la austeridad y la inflación son opciones no realistas para Grecia, por lo que la única opción que nos queda es algún tipo de quita a los inversores privados. Creemos que es simplemente una cuestión de tiempo el que esto suceda.
En este contexto, lo útil para los inversores ya sean profesionales o particulares, es saber cómo manejarse operativamente en este entorno de represión financiera. Beat Wittmann nos da su opinión la cual compartimos:
Las estrategias de inversión a largo plazo serán reemplazadas por objetivos de inversión orientados al retorno real. La liquidez y la renta fija son estructuralmente poco atractivas. La gestión activa en el mercado de renta variable y los activos reales como los metales preciosos, son estructuralmente atractivos.
Con el cercano cierre del “grifo monetario”, soy alcista con los activos de riesgo como las acciones. Lo que me gusta particularmente es que desde un punto de vista de la teoría contraria, los inversores siguen temerosos por las malas noticias macroeconómicas, y aún parecen preferir el dinero en efectivo y el mercado de bonos a las acciones y los metales preciosos.
Nuestra cartera actual neta mantiene un 52% en renta variable, sobreponderando sectores como el de finanzas, tecnología e infraestructuras.
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