Isabel Blanco / Ana Palomares.
La batalla entre alcistas y bajistas sigue más viva que nunca, pero los últimos están pisando ahora el parqué con más fuerza. Ayer las principales plazas europeas volvieron a teñirse de rojo ante la persistencia de algunas dudas sobre cómo se resolverá el devenir de la economía griega. Un tema todavía sin zanjar que será clave esta semana, junto a la reunión mensual del Banco Central Europeo (BCE).
Por el momento, los principales índices resistieron el nuevo envite, y cerraron la sesión por encima sus soportes claves -sólo el francés Cac 40 lo perdió-. Pero si hay un signo de que los bajistas no flaquean, es que en las últimas dos semanas las posiciones cortas se han incrementado en una docena de compañías españolas, mientras que sólo se retiran de seis valores, según los últimos datos publicados ayer por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a fecha del viernes.
Los inversores que toman posiciones en un valor con la expectativa de que éste baje han aumentado su peso en BME, Gamesa, Indra, Bankinter, Abengoa, Popular, Ebro Foods, Sabadell, Acerinox, FCC, Ence y Mediaset (Telecinco) entre el pasado 20 de mayo y el 3 de junio. Por el contrario, en este tiempo los bajistas se han replegado en Red Eléctrica, Grifols, Sol Meliá, Rovi, Técnicas Reunidas y Sacyr. Tras los la confirmación de la compra de Talecris, Grifols aleja prácticamente a los bajistas, que controlan menos del 0,2 por ciento de su capital, el porcentaje mínimo a partir del que la CNMV hace público el dato.
Dónde se invierte más a la baja
Después de que Grifols no figure en la lista de refugios de los bajistas, estos inversores cuentan con presencia en el capital de un total de 35 valores, 22 de ellos incuidos en el Ibex y 13 del resto de la bolsa española. La última publicación también deja una lectura importante: en siete de estos títulos controlan más de un 3 por ciento.
Una de las compañías donde más se aglutinan ahora los bajistas, incluidas en este grupo de siete, es BME. El holding de bolsas es, junto a Gamesa e Indra, uno de los que más ha sufrido ataques en las últimas dos semanas. Las posiciones cortas en BME se sitúan ahora en el 3,38 por ciento, frente al 2,418 por ciento anterior. De hecho, es la primera vez que este tipo de inversores gana peso en el capital del holding en lo que va de año.
Los bajistas también llaman con fuerza a la puerta de Gamesa. La compañía recibe de nuevo la visita de estos invitados que parecían haberle dado un respiro. Tras la tregua de los últimos meses, los inversores que quieren que la bolsa baje disponen del porcentaje más alto en sus manos desde finales de año; con la última publicación controlan el 3,834 por ciento, desde el 3,13 por ciento que acumulaban el 20 de mayo. Pero los bajistas no son los únicos que aumentan posiciones en su capital. La CNMV publicó ayer que la participación de Goldman Sachs en el fabricante de aerogeneradores ya supera el 3 por ciento -3,156 por ciento, concretamente-, con lo que acumula un paquete de 7,75 millones de títulos.
Por su parte, Indra revalida su puesto como segunda empresa favorita de los inversores bajistas. Las posiciones cortas ya suman el 6,209 por ciento, mientras que hace quince días su participación se quedaba en el 5,506 por ciento. El actual porcentaje invertido a la baja sólo está por detrás del paquete de títulos que controlan de Abengoa. La compañía que, que ayer también fue una de las más castigadas del selectivo -con una caída del 2,93 por ciento- sigue siendo el refugio por excelencia de los bajistas. La cifra que publicó ayer la CNMV muestra un nuevo récord de participación de bajistas en una compañía española, al menos desde el año casi entero desde que el órgano regulador da a conocer la suma total de posiciones cortas de un valor.
Por técnico, aún no vencen
Los bajistas mostraron ayer en el parqué que siguen en pie. Precisamente fue el indicador español el que más cedió entre los principales índices de Europa, con pérdidas del 1,24 por ciento, hasta los 10.157 puntos básicos. La razón, como siempre, es que las ventas se centraron en el sector bancario y el Ibex es en el que la banca acumula el mayor peso. No se cierran las dudas sobre lo que ocurrirá con la economía griega con lo que se mantiene el nervisismo. Pero el Ibex logró quedarse a un 1,6 por ciento de su soporte -10.000 puntos- y sólo el Cac francés perdió su nivel clave.
Las caídas fueron prácticamente generalizadas, después de que “un portavoz del gobierno alemán dudara ante este segundo rescate y no descartara que se pudiese implicar a inversores privados en el mismo”, explica Soledad Pellón, desde IG Markets. “El mal cierre del viernes en EEUU y la madrugada en Asia tampoco ayudaron”, añade la analista.
“Las decisiones por parte de las autoridades europeas se podrían aplazar al menos hasta la próxima reunión del Consejo Europeo del día 20. En este contexto, el mercado se mantendrá dubitativo”, comentan desde Consulnor.
No se acrecienta el miedo
El sentimiento de negatividad que se vio en el mercado de acciones no encontró, a diferencia de otras ocasiones, su réplica en los mercados de renta fija. Al menos no en todos. La rentabilidad del bono griego a 10 años cayó desde el 15,93 al 15,84 por ciento mientras que la de la deuda portuguesa retrocedió del 9,80 al 9,72 por ciento, en lo que se convirtió en una clara reacción a los resultados de las elecciones celebradas este fin de semana en Portugal y que dieron la victoria al conservador Partido Social Demócrata. Y eso pese a que fuera este partido el que bloqueó las medidas de austeridad, lo que según muchos expertos fue el desencadenante que obligó a Portugal a pedir un rescate. El cambio gustó y los expertos confían ahora en que este cambio en el poder político venga acompañado de un buen funcionamiento del plan de rescate. “El programa va a funcionar pero es necesario que además de lograr una consolidación fiscal se consiga un crecimiento económico de entre el 1,5 y 2 por ciento. Ese es el reto al que se enfrenta Portugal”, afirman en Barclays.
Sin embargo, los inversores volvieron a diferenciar entre los PIGS y en este caso, España salió perdiendo. La rentabilidad de su bono a diez años escaló hasta el 5,26 por ciento frente al 5,22 por ciento del viernes y el diferencial con respecto al bono alemán se elevó hasta los 224 puntos básicos frente a los 217 anteriores. También algo escaldado salió el euro. Se despidió de los números verdes y optó por dejar que el dólar, muy perjudicado en los últimos días por los malos datos macroeconómicos, recortase distancias. Cayó un 0,26 por ciento hasta los 1,4597 dólares.