Según la capacidad disponible de los productores disminuya a niveles preocupantes, el precio promedio mensual podría alcanzar un máximo en los 150$ barril la próxima primavera, con máximos de entre 165$ y 170$. Eso provocará un hueco enorme en la billetera de los consumidores, mientras aumenta de forma gradual los vehículos de bajo consumo que relaje la presión de los precios.
La reciente caída del petróleo debería beneficiar a la economía durante este verano, pero será temporal. La crisis del petróleo proyectada para la primavera de 2012, hará daño a la expansión económica, pero no acabará con ella, reduciéndola sobre un 1,5% del PIB.
El promedio del precio del petróleo en el segundo trimestre fue de 110$ barril, por lo tanto, un promedio previsto para el segundo trimestre del próximo año de 150$ barril (se mantendría varios meses en esos niveles), implicaría un amento de 40$ barril.
El precio estimado de 110$ viene de tomar el punto medio entre el precio de mercado del petróleo West Texas en el New York Mercantile Exchange en Nueva York, y el crudo Brent cotizado en el Intercontinental Exchange en Londres.
James Hamilton, profesor de economía de la Universidad de San Diego, ha estudiado el efecto del petróleo en la economía. Él sugiere la utilización de un precio intermedio entre el Brent y el WTI para calcular el precio efectivo. Eso es lo que hemos hecho.
Steve Briese, editor de Bullish Review of Commodity Insiders, dice que los traders de Hedge Funds, con mucha experiencia en operaciones con las materias primas, están abrumadoramente pesimistas, y están poniendo su dinero donde están sus convicciones. En la actualidad tienen niveles record de posiciones cortas en los futuros del Nymex y en el mercado de opciones. Como la historia muestra que los traders de los hedge funds a menudo están acertados, Briese concluye que “el potencial de ganancias posicionándonos cortos en el petróleo, es enorme”.
Aunque creemos que existe cierto potencial para las posiciones cortas en el petróleo durante este verano, éste no es enorme, y por el contrario, en el largo plazo, creemos que es una gran oportunidad para situarse alcista en el crudo.
Michael Rothman, analista del petróleo con más de 25 años de experiencia en el mercado, prevé un precio de 170$ barril. Para apoyar esta previsión Rothman cita el anuncio hecho por Nobuo Tanaka, director ejecutivo de la AIE, sobre que 60 millones de barriles de petróleo estaban siendo liberados de las reservas estratégicas de EE.UU. y de otros 27 países. Esto provocó una fuerte caída del petróleo.
Los mercados parecieron bastante impresionados con esta medida, a pesar que la cantidad era únicamente dos tercios de los casi 90 millones de barriles que consume el mundo cada día. La totalidad de los stocks de emergencia de todo el mundo, estimados en 1.600 millones de barriles, simplemente suministrarían la demanda mundial durante 18 días.
La razón que se dio para la liberación de esos 60 millones de barriles era reemplazar la pérdida de producción de Libia. Pero Tanaka, de forma sorpresiva, también mostró su preocupación por la capacidad excedentaria de producción de varios países de la OPEP, y especialmente del mayor productor, Arabia Saudí.
Rothman comentó, “lean entre líneas. Esta alza sugiere que los saudíes podrían tener problemas para elevar su producción de petróleo”.
Nuestras proyecciones asumen que Arabia Saudí elevará la producción este mes, y que los precios continuarán cayendo en el corto plazo. Pero otro especialista de este mercado, Hussein Allidina de Morgan Stanley, considera que esto sólo provocará la disminución de la capacidad ociosa de la OPEP a niveles insostenibles, y sobre todo de los saudíes.
Aunque Allidina es más cauteloso que Rothman, su escenario más optimista prevé un precio del petróleo alrededor de los 140$ barril durante el próximo año.
Hay cuatro catalizadores principales para este drama mundial en los precios de la energía.
Por el lado de la demanda tenemos a los países de la OCDE, que incluye a EE.UU., Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, y la mayoría de Europa, y países no OCDE como India y China, que están en fase de aceleración del crecimiento económico. Por el lado de la oferta está los países OPEP como Libia, Iraq y Arabia Saudita, y los no OPEP como Noruega, México y la antigua Unión Soviética.
La sed de petróleo de los primeros, no podrá ser saciada con un incremento de capacidad de los segundos, y por consiguiente, el precio subirá.
Desde el año 2000, a pesar de la recesión económica posterior al 9 de septiembre de 2011, a la caída mundial del mercado de valores, a la crisis financiera de 2008 y a la Gran Recesión de 2008 y 2009, el consumo global del petróleo ha subido una media anual de 1,1 millones de barriles por día, mientras que la producción de los países no OPEP se ha elevado un promedio anual de menos de 600.000 barriles día. En 2000, la demanda de los países fuera de la OCDE suponía el 37,7% del consumo mundial, ahora asciende al 48,5%.
Al repunte de la demanda se le suma la preocupación por la capacidad excedentaria, o más bien por la falta de ella. Lo más importante quizás en este punto es que sólo los miembros de la OPEP tienen esta capacidad excedentaria, los miembros no OPEP bombean ahora todo lo que pueden.
El mercado alcista del petróleo alcanzó su punto máximo en 2007-2008, con un precio medio mensual de 133$, con un pico en los 147$ barril. La recesión posterior de los países de la OCDE, incluidos EE.UU., Alemania y Japón, significó debilidad de la demanda del petróleo, y una caída en los precios de los mismos.
Pero las proyecciones de crecimiento para estos países en el corto/medio plazo son ahora más optimistas. Se prevé un incremento del 3% en el PIB de los EE.UU. durante los próximos cuatro trimestres, así como un incremento del crecimiento en Alemania y el Reino Unido, y la reanudación del mismo en Japón tras el devastador terremoto, el próximo año.
Incluso si la expansión en China se desacelerara, un foco de desacuerdo entre los analistas, en los países fuera de la OCDE la demanda debería seguir incrementándose más rápidamente, que la de la OCDE.
El economista de Bank of America Merrill Lynch, Neil Dutta, estima el efecto en el consumidor de una subida de los precios del petróleo, y concluye que cada 10$ de subida, se reduce un 0,25% el Producto Interior Bruto de EE.UU., lo cual significa que 40$ de subida sería un 1% menos del PIB, por el efecto consumo.
Un petróleo en los 150$ barril también dañaría a las empresas. El coste del combustible de las aerolíneas subiría, lo que empujaría al alza las tarifas, eso reduciría el número de pasajeros, llevando a las compañías a recortar los vuelos, reduciendo la actividad económica. Lo mismo sucedería con otros medios de transporte. Las compañías anticipando esta caída del consumo, reducirían las contrataciones de personal, causando un efecto multiplicador que empeoraría el escenario económico.
Por otro lado, precios tan elevados de la energía, llevarían a los gobiernos de todo el mundo, a reducir sus proyectos de infraestructuras, en los que se consume mucho petróleo, lo que reduciría también la actividad económica. El efecto sería múltiple y en la mayoría de los sectores.
El efecto conjunto podría significar un punto y medio de reducción del PIB global, lo cual es alarmante, pero no catastrófico.