A ver si de una vez las cosas quedan claras. El pasado Miércoles 9 estuve hablando con un empresario (de los de manual) que es líder en su sector. Le pregunté si contrataría a más trabajadores si se redujesen las cotizaciones sociales, o si se abaratase el despido. ¿Saben lo que respondió?, ¡un no rotundo!. ‘Yo contrato cuando necesito trabajadores, y ahora no necesito, aunque bajen las cuotas’.
No sé si no se entiende, si se quiere intoxicar informativamente a la ciudadanía, si se quieren crear falsas expectativas, o si se quieren hacer bajar los costes así porque no se pueden hacer bajar de otra manera: la demanda de trabajo crece cuando se precisa trabajo, y ahora no sólo no se precisa más sino que necesita menos, y si necesita algo es de forma temporal. Claro que si lo que se quiere es hacer creer a la ciudadanía que si acepta peores condiciones laborales el empleo va a aumentar, eso es otra cosa.
Pero, bueno, se puede pensar, ¿dónde está el problema?: las/los tituladas/os en ingeniería que aquí no encuentren nada ahí tienen a Alemania. ¿Se irán los mejores o los peores?. ¿Por qué no tienen trabajo aquí?. Si se bajasen las cuotas empresariales a la seguridad social, ¿contratarían a esas/os ingenieras/os las empresas españolas?.
En el reino se ha creado muchos monstruos y uno es el modelo productivo: es intensivo en factor trabajo pero es incapaz de absorber a toda su población activa. Kafkiano, ya. Ahora se van los ingenieros a hacer de ingenieros y en los 60 se fueron los campesinos a hacer de lo que fuese. ¿Se ha ganado?, no lo sé: formar a un ingeniero cuesta infinitamente más que no-formar a un campesino; y la pregunta sigue en el aire: ¿por qué había más campesinos de los que se necesitaban?, ¿por qué hay más ingenieros de los que se necesitan?.
Por cierto: lo de lo-caras-que-son-aquí-las-cuotas mejor lo dejamos: quienes eso argumentan, y siguiendo con Alemania, que se enteren cuanto paga una empresa alemana media por un trabajador medio y cuánto paga una empresa española media por un trabajador equivalente: evidentemente: en Alemania muchísimo más. El problema es otro: la productividad.
Me decía un empresario hace unos días lo caro que les salen a las empresas españolas sus trabajadores. Le pregunté cuánto le costaba, de media, un trabajador, me respondió que 1.800 euros mensuales. A continuación le pregunté qué valor le generaba cada trabajador; aquí se hizo un poco el longuis, pero al final me dijo que ahora poco más que eso debido a ‘como están las cosas’.
Entonces le argumente lo siguiente: imagine que el coste mensual de cada uno de sus trabajadores fuese de 10.000 euros -cuando dije eso se le abrieron los ojos como platos- y que cada uno de sus trabajadores generase mensualmente un valor de 100.000 euros, ¿se quejaría?, le pregunté. ‘Entonces no, me dijo’. ‘¿Entonces …..?’, pregunté yo. ‘Es que ni mi actividad ni mi empresa es capaz de generar ese valor’, respondió.
Aquí reside el kernel, el núcleo, del modelo productivo español. Caricaturizando, España precisaría tener salarios marroquíes -o vietnamitas- y condiciones de trabajo paquistaníes y generar el valor que genera, entonces la tasa de desempleo casi sería inexistente y el volumen de beneficios de las empresas sería significativo; claro que la recaudación fiscal sería muy reducida porque la mayoría de rentas serían de miseria, por lo que España dejaría de ser lo que es y pasaría a ser otra cosa.
Se habla de competitividad en una atmósfera de exceso de capacidad productiva, y se apuesta por unas cosas que se engloban en el rótulo ‘reformas estructurales’ a fin de que ese exceso de capacidad sea competitivo. La productividad ha quedado de momento arrinconada: precisa inversión, y crea excedentes de población activa: para la mayoría ese no es el camino, sino el empobrecimiento de sus ciudadanías y la emigración de su capital humano.
El kernel del problema: cada vez hace falta menos población ocupada para elaborar lo que sea, y cada vez va a hacer falta menos. Aquí y en todas partes, pero en sitios como aquí, más. ¿por qué se habla de costes laborales cuando se debería estar pensando de valor añadido y en productividad?.
Por cierto: aquellos campesinos de los 60 volvieron, en gran medida cuando les dijeron que ya no eran necesarios, ¿volverán estos ingenieros que ahora se van?. Y, ¿adónde irán?.
(Los 110 Km/h han hecho ahorrar un porrón de combustible. ¿Cómo se ha discriminado de ese ahorro las menores ventas de gasofa por la caída de la renta?: 4% en el 2010).
(Me lo han contado este fin de semana. Una empresa líder en su sector, con una facturación de unos 50 M €, con un volumen cero impagados, que exporta el 80% de lo que fabrica y que cobra por anticipado; además innova, y es 100% familiar. Pues hay operaciones a las que tiene que renunciar porque las entidades financieras no le dejan ni un céntimo porque no esa compañía no les da la suficiente confianza. Si eso sucede con esa empresa, ¿cómo se puede nadie extrañar de lo que sucede con otras?).
(De la intervención del Sr. Rubalcaba el pasado Sábado, y centrándonos exclusivamente en lo económico, lo fácil es preguntar: ‘Si cree que es positivo hacer eso que ha dicho, ¿por qué no lo propuso cuando estaba en el Gobierno?’, pero pienso que la pregunta debería ser otra: ‘Si como todas, la economía española se halla intervenida, ¿por qué dijo lo que dijo?’. Pero el mismo día sucedió algo parecido en relación al Sr. Rajoy, el líder del principal partido de la oposición, por ejemplo defendió las bondades del modelo alemán de formación profesional; en este caso la pregunta iría por el mismo lado: ‘Si el principal partido de la oposición cree que ese modelo educativo es efectivo y conveniente, ¿por qué no lo propuso e impulsó durante los años que estuvo gobernando?’. ¿Uds. creen que les formularán esas preguntas?, yo pienso que no, y si se hace saldrán con aquello de que ‘las circunstancias son duferentes’).
(Y en el exterior, en The UK: dicen que hace falta una nueva normativa por la que tengan que regirse los medios de comunicación. ¡Ojo!: se puede empezar regulando la información que debe darse sobre un político a fin de no herir su vida privada y puede acabarse prohibiendo la cobertura informativa de una quiebra fraudulenta en una empresa a fin de no menoscabar la imagen exterior del país. Si el infierno está empedrado de buenas intenciones, calculen el número de malas intenciones que deben estar tapizando sus paredes y techos).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.