Que bonitos recuerdos tenemos de la noche del 5 de Enero, primero esperando que nos llegue la tarde para poder disfrutar de la cabalgata de los reyes magos, ver todo ese pasacalles, esa espera hasta que llega nuestro rey favorito, los caramelos, todo era mágico.
Después se llegaba a casa lleno de ilusión, limpiábamos nuestros zapatos y les poníamos leche a los camellos y unas galletas para que repusieran fuerzas los reyes magos, todo esto debajo del árbol de navidad que lleva un mes con nosotros, lleno de lunes, adornos navideños, postales de felicitación de navidad, un mundo donde no puede fallar nada en esa noche especial.
La somnolencia se apodera de nosotros a ver si conseguimos oír a los reyes entrar por la chimenea, puerta, ventana o cualquier rincón y nos dejen todos los regalos que hemos pedido, aunque ya nos advertían nuestros padres que no podían traer todo porque había que repartir para todos los niños, pero teníamos uno siempre en mente, nuestro regalo preferido y esperado durante meses.
A la mañana siguiente, bueno más que mañana en mi caso era madrugada, nos levantábamos corriendo al árbol a mirar si ya habían llegado, una alegría nos corría por todo el cuerpo, llamabas a tus hermanos para decirles que ya estaban allí y empezaba la destrucción de todo papel de regalo, el salón se convertía en un campo de batalla, papeles, cajas, pero siempre mucha ilusión.
Todo esto intento reflejarlo en mis hijos, la ilusión en la vida es más importante que cualquier regalo de cualquier precio, hay que tener siempre que tener ganas de que algo llegue, pero que si no es un día, no hay que preocuparse hay que seguir hasta poder llevar a cabo tu ilusión.
Un saludo y que os traiga muchas cosas los reyes.
Noche mágica, noche de reyes
Que bonitos recuerdos tenemos de la noche del 5 de Enero, primero esperando que nos llegue la tarde para poder disfrutar de la cabalgata de los reyes magos, ver todo ese pasacalles, esa espera hasta que llega nuestro rey favorito, los caramelos, todo era mágico. Después se llegaba a casa lleno de ilusión, limpiábamos nuestros […]