En el centro había varias fábricas textiles de marcas como Primark o Mango.
El número de fallecidos por el incendio que se desató el pasado miércoles en un edificio comercial ubicado a las afueras de la capital bangladeshí ha ascendido a 273, según ha informado este viernes el jefe de la Policía de Dacca, Habibur Rahman.
El incendio se originó en el Rana Plaza, un edificio de ocho plantas que alberga fábricas textiles y un centro comercial, ubicado en el distrito de Savar, a treinta kilómetros de Dacca. Poco después, se derrumbó a causa de los daños estructurales.
Los talleres textiles New Wave Style y New Wave Bottom, emplazados en el centro comercial, fabricaban ropa para la compañía española Mango y para la italiana Benetton, según la organización Bangladesh Center for Workers Solidarity. Asimismo, la primera de ellas, New Wave Style, también confeccionaba vestimenta a marcas como Primark, Matalan y Bonmarche, muy conocidas en el Reino Unido.
Las autoridades bangladeshíes han indicado que cuando se originó el incendio había unas 3.122 personas en el edificio comercial, de las cuales unas 2.000 ya han sido rescatadas, mientras que un millar siguen desaparecidas.
Aunque los equipos de emergencia ya no confían en encontrar supervivientes, ayer, tras cuarenta horas de búsqueda, lograron rescatar a cuarenta y una personas con vida que estaban en una habitación de la cuarta planta, de acuerdo con el ministro de Gobierno Jahangir Kabir Nanak.
«Todavía no sabemos cuánta gente puede estar atrapada entre los escombros, pero nuestra prioridad es intentar encontrarlos con vida», ha dicho el jefe policial. Las tareas de búsqueda y rescate han entrado en su tercer día consecutivo.
El jefe de la comisaría de la zona, Mohammad Asaduzzaman, ha revelado que los dueños del edificio comercial ignoraron la recomendación de las autoridades bangladeshíes de que los trabajadores no acudieran después de que el martes se detectara una grieta.
No obstante, el dueño de una de las fábricas textiles del Rana Plaza, Muhammad Anisur Rahman, ha asegurado a Reuters que no tenían constancia de ninguna advertencia sobre la apertura de sus instalaciones.
«Había algunas grietas en el segundo piso, pero mi fábrica estaba en el quinto», ha señalado. «El dueño del edificio le dijo a nuestro encargado de planta que eso no constituía un problema y que podíamos abrir la fábrica», ha añadido.
Los incendios son cada vez más habituales en las fábricas textiles de Bangladesh. El pasado mes de noviembre, 112 trabajadores murieron en el ocurrido en un suburbio industrial de Dacca.