«Cuando el fracaso se mide por el paro, es lógico que el triunfo se anuncie por el despilfarro» Juan Cueto Periodista
¿Qué tenemos seis millones de parados? ¿Qué nuestra tasa de paro alcance ya casi el 26% de la población laboral, frente al 12,7% de Italia o el 6,8% de Alemania, que solo tiene tres millones de parados con una población de 82 millones de habitantes? ¿Qué la mitad de los parados lleve ya más de un año en desempleo?
¿Qué tenemos 881.400 jóvenes sin horizonte laboral alguno, hundidos y desmoralizados después de haber terminado sus estudios? ¿881.400 menores de 25 años que alcanzan casi el 56% del paro juvenil? ¿Qué el número de jóvenes que buscan empleo haya descendido en el último año en 134.500 personas porque muchos de ellos, con tal de tener un empleo, se han visto obligados a emigrar a otros países para poder ejercer su profesión por unos salarios cicateros? ¿Celebramos que del esfuerzo que hemos hecho los españoles para preparar a nuestra juventud, se beneficien otros países a cambio de unas retribuciones que apenas si le alcanza para subsistir?
¿Qué es lo que festejamos? ¿Qué tenemos casi dos millones de hogares con todos sus miembros en paro? ¿Qué en el último trimestre la cifra de todos los hogares con todos sus miembros desempleados ha crecido un 2,7%?
¿Qué conmemoramos? ¿Qué Cándido Méndez diga que “Los sindicatos tienen un papel insustituible en la empresa” y no haga la menor mención de los que no encuentran un puesto de trabajo? ¿Es que para los sindicatos, los parados solo existen para cuando hay que embolsarse los millones de los E.R.E. y después olvidarse ya de ellos?
¿Qué rememoramos y celebramos? ¿Lo ejemplarmente que se ha gestionado el dinero dedicado a la formación de los trabajadores en paro?
¿Qué reivindicamos en las manifestaciones? ¿El silencio culpable tenido cuando se estaba dilapidando el dinero que no teníamos y que es el que dio lugar a que el gobierno socialista de Zapatero hiciera los mayores recortes conocidos al estado de bienestar?
¿Protestamos por el hecho de que los diferentes gobiernos hayan credo una administración monstruosa, triplicando y hasta cuadruplicando a veces asuntos para los que en ocasiones ni siquiera tienen competencias? Una administración costosísima, inoperante e improductiva.
¿Qué celebramos en el Día Internacional de los trabajadores? ¿La hipocresía de los sindicatos que protestan por la reforma laboral realizada por el gobierno, que la rechazan encrespadamente, pero que de inmediato la aplican en los despidos de sus trabajadores? Nadie les obliga a aplicar el mínimo establecido por la Ley y si los sindicatos creen que esa Ley es injusta y perjudicial para el trabajador, ¿por qué cuando despiden a su propios trabajadores no les indemnizan aplicando la que ellos reclaman con tanto denuedo para los demás?
¿Qué celebramos en la fiesta del trabajo? Que las distintas administraciones creen empresas públicas para no tener que sujetarse a las leyes que rigen la función pública, operar a su antojo sin que haya ningún poder que vigile sus acciones y de paso que se encarecen los servicios para los ciudadanos, que sirvan de coladero para emplear a familiares, militantes y amiguetes?
No. No hay nada que celebrar. El sistema solo tiene su razón de ser, mientras pueda someter a aquel a quien dice defender. Así ha sido desde que el mundo es mundo y así me temo que seguirá siendo. Pero es tan farisaico que se escandaliza al oír que otras personas repiten precisamente lo mismo que antes escucharon de sus labios.
César Valdeolmillos Alonso