Desde que en 2013 entrase en vigor la ley en la que se establecía la obligación de tramitar el certificado energético a aquellas personas que quisiesen vender o alquilar un inmueble, son muchos los que, haciendo gala de la popular picaresca española, han intentado esquivar el asunto. Sin embargo, lo que parecía una maniobra “fácil” para ahorrarse el certificado de marras a algunos les ha acabado saliendo caro. Y es que ya se han dado las primeras multas a aquellos que han falsificado la certificación energética de su inmueble y pueden llegar hasta los 6.000 euros. ¿La primera consecuencia de la noticia? El aumento de las solicitudes para la obtención del certificado.
Hasta 6.000 euros de multa en la Comunidad de Madrid
Aunque no disponemos de las cifras de todas las sanciones que las distintas comunidades autónomas están aplicando, en Madrid han llegado hasta los 6.000 euros. Esta es la penalización máxima que está aplicando la Comunidad de Madrid a aquellos que hayan falsificado el certificado energético. Desde la Administración apuntan que la multa por falsificar datos oscila entre los 2.000 y los 6.000 euros y se aplica tanto sobre la información fraudulenta como sobre la propia acreditación del certificador.
Las multas están siendo menores para aquellos que han intentado vender o alquilar sus inmuebles sin disponer del certificado energético en cuestión. En estos casos, la sanción es de unos 600 euros.
¿Vale la pena jugársela?
Si bien el coste de los certificados energéticos no está regulado y cada profesional puede fijar sus propias tarifas, para una vivienda de entre 50 y 100 metros cuadrados el coste del documento suele oscilar entre los 100 y los 150 euros, una suma mucho menor de la que hay que desembolsar si recibimos una multa.
Además, existen plataformas virtuales que permiten comparar y encontrar cuáles son las opciones más económicas en nuestra zona de residencia para obtener el certificado, como, por ejemplo, la que comparten HelpMyCash.com y Certicalia.
Antes de contratar a un certificador es importante seguir una serie de pautas para evitar posibles sustos. Nos referimos a consultar las opiniones que otros clientes han dejado sobre el certificador, a concertar una cita previa a la inspección y a corroborar cuál es el coste final del servicio.
Revisiones por teléfono… mejor no
Parece ser que existen técnicos que ofrecen el servicio a través del teléfono. Sin embargo, teniendo en cuenta que la función del certificador es revisar cuál es el consumo energético del inmueble, la pregunta es cómo es posible realizar este trámite a distancia sin ni siquiera comprobar el estado del lugar in situ. Así que no deberíamos aceptar los servicios de alguien que nos propone realizar el trámite telefónicamente.
Un punto positivo de obtener el certificado energético, además de eludir la posible multa, es que un buen técnico nos ofrecerá una serie de pautas con las que mejorar nuestras instalaciones para reducir el consumo, lo que nos permitirá revalorizar nuestra vivienda.