El Ritual de Amor consigue aumentar la inclinación emocional y sensual de una pareja para que permanezcan unidos estrechamente compartiendo cada instante de sus vidas.
Por otro lado podemos utilizarlo con el fin de atraer de forma irresistible al ser que anhelamos despertando su interés por nosotros. Y por último, en el caso de que existan problemas dentro de la pareja, este Ritual de Amor ayuda de una forma eficaz a que se solucionen los conflictos y se restaure la paz y la pasión.
El Ritual de Amor está formado por tres velas y un altar. Una de las velas es roja, símbolo del amor ardiente de la pareja; las otras dos son de los colores zodiacales de cada uno de los miembros de la pareja. Si no conocemos nuestros colores zodiacales se pueden sustituir por dos velas blancas que simbolizan la pureza.
El altar encierra toda la simbología del acto que vamos a realizar. Está formado por un círculo rojo que simboliza los hechos consumados, nuestro objetivo cumplido.
Dentro del círculo se circunscribe un triángulo, la figura perfecta, la más fuerte, la que nunca se puede volcar, siempre está en pie.
El triángulo es uno de los símbolos más importantes del mundo cuando nos referimos a la magia y las matemáticas.
Es la visualización del número 3, y este número simboliza la vida y el nacimiento. Por eso en este Ritual de Amor, de alguna manera, se camina por él, nos enganchamos a cada uno de sus tres lados para conseguir nuestros buenos propósitos.
En los dos vértices inferiores del triángulo hay dos números, el 2 y el 3, lugar donde colocaremos las velas zodiacales o las blancas.
Del número 2 parte una flecha hacia el número 3, y viceversa, símbolo de la atracción entre las personas que realizan el ritual. Las flechas van al encuentro la una de la otra y arrastran con ellas el afecto, la pasión, potenciando el acercamiento.
Dos flechas más, que parten de las posiciones 2 y 3 avanzan por el triángulo, ambas hacia el número 1, lugar en el que por fin se unen en el amor sensual.
El color de fondo del altar es el marrón, símbolo de la Tierra. Seis pequeños triángulos rodean a cada uno de los tres números dibujados en el altar. Son verdes, color que aleja las malas vibraciones para que nos podamos concentrar mejor en nuestro objetivo.
Ya tenemos todos los elementos necesarios para empezar el ritual. Ha llegado el 14 de febrero, día de los enamorados, y estamos plenamente convencidos de lo que vamos a hacer y, además, queremos hacerlo.
Con nuestra pareja elegimos un momento tranquilo del día donde no vamos a tener interrupciones. Encendemos un poco de incienso, si lo deseamos o lo tenemos a mano, e incluso podemos poner aquella música con la cual nos conocimos o empezamos nuestra relación.
Colocamos el altar en un sitio seguro y distribuimos las velas: la roja en la posición 1 y las zodiacales o blancas en las posiciones 2 y 3.
Encendemos las velas en el sentido de las agujas del reloj, primero la 1, luego la 3 y finalmente la 2. Y al mismo tiempo que encendemos las velas pronunciamos por cada una de ellas la frase siguiente: “a través de la fuerza del triángulo se cerrará el círculo que servirá para la unión de (decir el nombre de cada uno)”.
Dirigimos nuestro pensamiento hacia nuestro objetivo (el amor, la unión), visualizamos el fin realizado, nuestros deseos cumplidos. Y así pasamos un rato empapándonos de afecto, de sensualidad, de pasión y comunión con el otro.
Las imágenes que vienen a nuestra mente seguramente serán placenteras, deliciosas. Saboréalas, deléitate con ellas, créetelas, goza del momento.
Cuando hemos terminado dejamos que las velas se consuman totalmente y guardamos los restos hasta que voluntariamente queramos que se rompa el conjuro, para lo cual sólo tendremos que destruirlo.
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