Salto de la reja en la romería del Rocío en Almonte, Huelva
Si es verdad que el salto a la reja para casi toda la gente, es una mezcla misteriosa de devoción y salvajismo, no es una novedad para nadie, pero eso es el Rocío, espiritualidad y fervor, fanatismo y folclore , algo que la hace más única si cabe. Hay cosas que unos entendemos y otros no, no hay más vuelta de hoja, lo que no caben aquí son insultos y malhabladurías, existe la libertad de expresión, hagamos buen uso de ella. Viva la Virgen del Rocío! viva la Reina de Andalucía!
Lugar de devoción mariana y centro de peregrinación por Pentecostés (50 días después del Domingo de Resurrección), fechas en las que se ve inundada por miles de visitantes agrupados muchos en Hermandades. Una aldea pequeña con calles de tierra, donde el caballo y el cante flamenco son protagonistas.
Viva los momentos culminantes de la romería, como la llegada de los peregrinos con las hermandades a la aldea, la presentación ante la Hermandad Matriz de Almonte, la misa de Pentecostés, el rosario en la Plaza de Doñana y el » Salto a la reja » de los almonteños con el que comienza la procesión de la Virgen por las calles de la aldea. Si usted no es almonteño no pretenda saltar la verja que circunda la ermita de la Virgen del Rocío cuando es sacada en procesión por los aldeanos.
Destacan la Ermita o Santuario de Nª Sª de El Rocío y el conjunto arquitectónico de casas blancas de una o dos plantas y el trazado urbano en retícula.
Es una antigua tradición que los nacidos en Almonte, hospitalarios como nadie, pero muy celosos de su Virgen, mantienen en exclusividad a pesar de estar rodeados años tras años de más de un millón de rocieros venidos de todas partes. Después del salto, una procesión de más de 14 horas en la que la Virgen pasa de hombro a hombro por la explanada del mirador de las marismas no le dejará indiferente. Es tal la grandeza de El Rocío que el pasado año se fundó una hermandad en Bruselas, la primera de fuera de España que peregrina a la aldea, y que continúa una tradición que comenzó entre 1270 y 1284 cuando por orden de Alfonso X el Sabio fue construida la primera ermita, según era su costumbre, en los lugares conquistados a los árabes y que eran frecuentados por él.
Inicio del traslado de vuelta de la Virgen del Rocío, dentro de la iglesia de Almonte. Viva la virgen del rocio y viva la patrona del almonte el que no le guste que no venga aqui no llamamos a nadie esto que se ve es fe y no juerga, ¡¡¡¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO ,VIVA LA BLANCA PALOMA,VIVA ALMONTE,VIVA HUELVA!!!!!!
La romería
El Rocío es una manifestación de religiosidad popular en honor de la Virgen del Rocío. Se celebra el lunes posterior al domingo de Pentecostés. La ermita donde se encuentra la Virgen se halla en el poblado almonteño del mismo nombre, en la provincia de Huelva.
Tras recorrer en romería, a menudo a caballo, parte del parque de Doñana, una inmensa multitud de devotos llegan a las puertas de la ermita, donde a la hora prevista realizan lo que popularmente llaman «el salto de la reja». A continuación, los almonteños luchan por tocar la Virgen que llaman «Blanca Paloma» y la llevan en hombros por la aldea. El trayecto recorre las distintas hermandades desde donde algunos sacerdotes le rezan la Salve, acompañados por el pueblo rociero.
La romería del Rocío es una de las romerías más famosas y multitudinarias que existen. Cuenta con más de 100 hermandades, y entre las personas ilustres que la han visitado se encuentra el difunto Papa Juan Pablo II el 14 de junio de 1993 .
La salida de la Virgen del Rocío en la madrugada del Lunes de Pentecostés se realiza tras acabar el rezo del Santo Rosario que comienza a medianoche, pasando todos los simpecados por delante de la ermita hasta que llega el de la hermandad matriz de Almonte, que entra en la ermita y debe llegar al presbiterio, siendo en ese instante cuando se produce el salto de la verja. Por todo esto, nunca puede predecirse con exactitud la hora de salida de la Virgen
La Virgen del Rocío es una pequeña talla, que se venera en la ermita de El Rocío (Almonte,Huelva). Su popularidad es grande en todo el mundo, ya que su veneración ha dado lugar a la romería más importante de España, que en la actualidad congrega cada año a más de un millón de personas.
Historia
Las crónicas históricas cuentan que el rey Alfonso X el sabio, allá por el año 1280 mandó erigir una ermita consagrada a la Virgen en el lugar llamado de Las Rocinas, que había sido reconquistado a los árabes. Las mismas crónicas relatan cómo en esos mismos lugares, el rey creó un coto de caza, atraído por la belleza del lugar y la cantidad de ciervos existente. Este coto se conoce hoy como Coto de Doñana.
En el Libro de la Montería, que escribiera Alfonso XI, aparece el primer documento escrito, que recoge la existencia de una ermita en La Rocina.
Leyenda
En asuntos de estas características, la leyenda suele disociarse con la historia, y éste no podía ser menos. La leyenda de la aparición de la Virgen del Rocío data según la versión popular almonteña del siglo XVI. Cuenta la leyenda que en ese tiempo, un pastor que había salido a apacentar su ganado, encontró en el hueco de un árbol la talla de una Virgen, que quiso llevar al cercano pueblo de Almonte, pero llevado del cansancio, púsose a descansar, quedándose dormido, y al despertar observó que la Virgen no estaba a su lado. Volvió al lugar dónde la había encontrado y la Virgen se encontraba nuevamente allí, por lo que informó a las autoridades almonteñas del hecho, las cuales decidieron que puesto que era voluntad de la Virgen que aquél fuera su sitio, levantar en el mismo sitio una ermita para su veneración.
Esta leyenda trasmitida boca a boca, tiene su primera aparición escrita en el siglo XVIII con el siguiente tenor:
«»Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que, o apacentaba ganado o había salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y silvestres fieras), advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito; miró una Imagen de la Reina de los Angeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.
Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vió primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.
Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña ermita de diez varas de largo, y se construyó el altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas».
Este pastor o cazador, se llamaba Gregorio Medina, y era natural de Villamanrique de la Condesa.
La ermita así construida, sufrió distintas reconstrucciones. Que se sepa se hizo una en 1755 a raíz del terremoto de Lisboa, y en los años 1846 y 1916 hubo nuevas remodelaciones. La ermita tal y como la conocemos hoy en día data del año1963, en que se colocó la primera piedra, y fue bendecida en 1969
Hermandad matriz
La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte. Se creó en el año 1648 bajo la protección del venerable Clero y y Corporación Municipal de la Villa de Almonte, según se cita en el documento de Patronazgo de 29 de junio de 1653. Ya en ese documento se cita la adhesión de hermandades de otros pueblos cercanos a la devoción de la Virgen.
Peregrinación
Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada en el camino de Moguer una venta, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea
El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653, hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas celebraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.
En Junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el cardenal de Sevilla. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje y su constante crecimiento hasta nuestros días.
Camino
En la actualidad son cerca del centenar las hermandades afiliadas a la hermandad matriz de Almonte. Principalmente son de localidades de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros acude en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades para hacer el camino.
El llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.
Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que hacen el camino, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las hermandades durante el camino portan en una carreta especial tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.
Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.
Procesión
El Lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros por los fieles. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.
Distintos actos del camino y la procesión se han hecho tremendamente populares, como el paso de las hermandes por el Río de Quema, la presentación de todas la hermandades ante la hermandad matriz ya en la aldea, el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión, o la procesión en si, con la Virgen llevada entre el fervor popular de miles de devotos, en un vaivén continuo que parece que va a dar con la Virgen en el suelo, para volver nuevamente a enderezarse aupada entre el esfuerzo de todos.
Entre los rocieros es un honor poder acercarse al «paso» de la Virgen y tocarlo, y un gran honor poder llevarla sobre los hombros aunque sea solo un instante, cosa nada fácil por la cantidad de gente que se acumula a su alrededor, así como por el hecho de que los almonteños son reacios a dejar que esta labor de portar a la Virgen sea realizada por forasteros, ya que la consideran labor exclusiva y propia de ellos.
Curiosidades
El Rocío, como tradicionalmente se llama al conjunto de la romería, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno entre religioso y folclórico, pero en cualquier caso socialmente importante, que mueve a más de un millón de personas en los días de celebración en el mes de Mayo, y a otros cientos de miles de personas que durante todo el año acuden a la ermita a rendir veneración a la Virgen.
La Virgen del Rocío también es conocida por otras denominaciones, como «Blanca Paloma» «La Pastora»» o «La Reina de las Marismas»»
Otra tradición que se cumple cada siete años, es el traslado de la Virgen desde la aldea al pueblo de Almonte. Data esta tradición del hecho de que en determinadas ocasiones puntuales la Virgen se trasladaba antiguamente al pueblo, para tenerla cerca en épocas de epidemias, guerras, sequías, malas cosechas, hambre, etc. Si embargo, es reciente la costumbre actual de cada siete años.A la Virgen se le cambia su ropa de Reina por la de Pastora, y es llevada a hombros hasta Almonte. Después, otras vez a hombros, casi rozando la fecha de Pentecostés, regresa de nuevo a su Ermita.
Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el polvo que se levanta no dañe su estructura. Los adornos del Paso es tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas popularmente como «las abuelas almonteñas». El camino de ida es nocturno, está salpicado de hogueras y antorchas, y se hace campo a través por sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el mismo itinerario.
Al llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima alta, para ser bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”. Allí, el párroco del pueblo es el encargado de quitarle a la Virgen el guardapolvo que la cubrió en el camino, y el velo que tapó su cara. La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento exacto en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Señora. En ese momento cientos de trabucos, rifles y escopetas, disparan salvas en honor de la Virgen.
Anualmente, en el mes de agosto se celebra el llamado Rocío Chico. Se trata de una romería similar a la del mes de Mayo, aunque de dimensiones mucho más pequeñas, en cumplimiento del voto de acción de gracias que el pueblo de Almonte hizo en 1812, durante la invasión napoleónica, cuando la Virgen del Rocío los libró de una sangrienta tragedia que iban a perpetrar las tropas francesas en el pueblo.
El canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central de las letras de muchas de las sevillanas que cada año salen al mercado discográfico