Se ha recordado recientemente el «día del amigo«. Vamos a hablar de la amistad. No porque sigamos esta moda, sino porque asignamos importancia a la amistad. Se nos vienen imponiendo, mediante innumerables «días de…» que con motivos más o menos insulsos o lucrativos se lanzan permanentemente, una especie de «santoral laico» que es ajeno a nuestra tradición cristiana. Sin embargo vale la ocasión en que muchos recuerdan un tema, para reflexionar sobre textos de autores venerables respecto a dicho tema. Al buen amigo de esta revista que nos los hizo llegar y al -para nosotros desconocido- autor de la recopilación, nuestro agradecimiento y amistad.
Si destierras de ti a Jesús y lo pierdes, ¿adónde irás?… ¿a quién buscarás por amigo?
Sin amigo no puedes vivir contento… y si no fuere Jesús tu especialísimo amigo, estarás muy triste y desconsolado.
Pues sobre todos tus amigos sea Jesús amado singularísimamente.
Ama a todos por amor de Jesús, y a Jesús por sí mismo. Sólo a Jesús se debe amar singularísimamente, porque Él solo se halla bueno y fidelísimo, más que todos los amigos. Por Él y en Él debes amar a amigos y enemigos y rogarle por todos.»
Imitación de Cristo, II, 8
«No es posible ser amigo de muchos con amistad perfecta»
¿QUÉ ES LA AMISTAD?
«El amigo es otro yo»
Aristóteles[1]
1- Evidentemente, la condición previa de la amistad es el conocimiento mutuo. Porque, ¿cómo habríamos de amar a aquel que no conocemos? Esto es, tal vez, una verdad de Perogrullo, pero que no todos tienen en claro. Porque muchos hablan de sus ?amigos?, y se trata de personas a las que apenas conocen. Nosotros, contrariamente a lo que dice Kempis y ?alguien más?, creemos que la familiaridad no engendra desprecio, sino amistad.
(Ecle. 6, 6: «Vive en amistad con muchos… pero toma a uno entre mil para consejero tuyo.»
Ecle. 6,7: «Si quieres hacerte amigo con uno, sea después de haberle experimentado y no te entregues a él con ligereza»).
2- De ese conocimiento y frecuentación nace el amor.
«Puesto que la amistad consiste mas bien en querer y alabamos a los que quieren a sus amigos, querer parece ser la virtud de los amigos de suerte que aquellos en quienes se da esto como es debido, esos son amigos seguros y lo es su amistad.» (Ética, libro VIII, 1159 b)
«La amistad es lo más perfecto en la línea del amor. Por tanto en este género debe incluirse la caridad, que es una cierta amistad entre el hombre y Dios» (3 Sent. d. 27, a.2, 1)
[2]
No toda amistad implica caridad, ya que existe la amistad en el orden natural (es decir, afecto natural)… ni toda caridad implica amistad, ya que Dios puede amarnos, y sin embargo, nosotros no corresponder a ese amor.
Obviamente, no puede existir amistad sin correspondencia en el amor (no hay amistad de uno sólo). «Para que la amistad sea firme y verdadera, los amigos deben amarse mutuamente» (In Jn. XIII, l.7, 1838)
[3].
«Cuando el afecto o el apetito se llena de la forma del bien que es su objeto, se complace en él y de tal manera se le une que permanece fijo en él… y entonces decimos que lo ama. Por tanto el amor no es otra cosa que la transformación del afecto en la cosa amada.» «Y ya que cuanto se convierte en forma de otro se hace uno con él, así por el amor que ama se hace uno con el amado, que es la forma del amante. Por ello dice el Filósofo en Ethic. IX que el amigo es otro yo» (3 Sent., d.27, q.1, a.1)
3- Sin embargo: «Los sentimientos de afección que se tiene a los amigos, y que constituyen las verdaderas amistades, tienen su origen, al parecer, en la que el hombre se tiene a sí mismo» (Ethic. IX, c.4)
«Se concede que debe amarse, sobre todo, al que es nuestro mejor amigo, siendo el mejor amigo el que quiere más sinceramente el bien de su amigo por este amigo mismo … Pero éstas son precisamente las condiciones que se cumplen cuando se trata de sí mismo, así como se dan igualmente bajo esta relación todas las demás condiciones, en vista de las que se define habitualmente el verdadero amigo, porque ya hemos sentado que todo sentimiento de amistad parte, ante todo, del individuo, para derramarse después sobre los demás» (c.8).
Y existe una razón profunda: estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo que amamos como Dios ama. ¿Cómo ama Dios? Primero se ama a sí mismo y de la superabundancia de ese amor nos ama a nosotros. Y nosotros amamos a Dios, porque es nuestro bien. Dios quiso para nosotros, como fin de nuestra existencia, la felicidad. Ahora bien, la felicidad real y perfecta no es otra que Dios mismo (II-II, q. 27, a.3).
En efecto, dice Santo Tomás: «Ex hoc … aliquid dicitur amari quod appetitus amantis se habet ad illud sicut ad suum bonum. Ipsa igitur habitudo vel coaptatio appetitus ad aliquid velut ad suum bonum amor vocatur … Unumquodque amamus inquantum est bonun nostrum». (De Div. Nom. c.4, l.9) Y por eso: «in quantum vero ipsum suum velle quo bonum suum vult et suum esse et sua substantia, Deus est suus amor» (c.4, l.11).
San Bernardo dice que el hombre no puede amar, sin amarse (De Dil. Deo, VIII, 23):
«La unión, con respecto al amor, tiene una triple relación:
– un tipo de unión es causa del amor, y ésta es la unión substancial respecto al amor con que uno se ama a sí mismo…
– en cuanto al amor con que uno ama a los demás, se trata de una unión de semejanza…
– finalmente, hay una unión que es esencialmente el mismo amor: se trata de la unión según el afecto, la cual se asemeja a la unión substancial, en cuanto el amante, en el amor de amistad, se une con el amigo como consigo mismo» (I-II, q. 28, a.1, ad 2… Cf. 3 Sent. d.27, a.1., a.1 c.)
4 – La amistad es necesaria a la felicidad del hombre:
«… Es lo más necesario para la vida. Sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes… hasta los ricos y los que tienen cargos y poder parecen tener necesidad sobre todo de amigos… porque, ¿de qué sirve esa clase de prosperidad si se la priva de la facultad de hacer bien, que se ejerce preferentemente y del modo más laudable respecto de los amigos? ¿O cómo podría tal prosperidad guardarse y preservarse sin amigos? Porque cuanto mayor es, tanto más peligra. En la pobreza y en los demás infortunios se considera a los amigos como el único refugio. Los jóvenes los necesitan para evitar el error… los viejos para su asistencia y como una ayuda que supla las menguas que la debilidad pone a su actividad… los que están en la flor de la vida, para las acciones nobles: «dos marchando juntos», así, en efecto, están más capacitados para pensar y actuar» (libro VIII, 1155 a).
«No es posible que un hombre solo pueda ser feliz. Esto contraría la voluntad de todos los hombres. Ninguno puede elegir una vida únicamente para sí, quiero decir, solo, aun cuando gozase de todos los otros bienes.»
«Parece irrazonable que un hombre feliz tenga todos los bienes exteriores, y carezca de amigos… puesto que los amigos son el mayor de todos los bienes exteriores» (In Ethic., IX, c.10)
«Sine amico nemo vivere potest» Nadie puede vivir sin amigos(II-II, q. 74, a.2)
(Cf. Cicerón, Amicitia, 6 y 23)
«Un hombre solo no puede alegrarse de nada, sino cuando tiene amigos para compartir dicho bien»
(In Ps. 8, 5)
5- Amistad natural – sobrenatural
1. Según Aristóteles «hay tres especies de amistad que corresponden a los tres grados de afección» (Etica, VIII, c.3). Y Santo Tomás retoma esta clasificación en diversos lugares[4].
«La primera y verdadera amistad será para nosotros la de los hombres virtuosos y buenos, que se aman en cuanto son buenos y virtuosos. Las otras amistades lo son verdaderamente por su semejanza con ésta. Los que son amigos por estos motivos inferiores, lo son siempre bajo la influencia de algo bueno, así como de algo semejante que hay entre ellos y que los aproxima, porque el placer es un bien a los ojos de los que lo buscan» (Ethic. VIII, c.4).
2. San Agustín:
«Mi amigo me es familiarísimo… concuerda conmigo en lo que respecta a la religión, lo cual es indicio clarísimo de un verdadero amigo… porque la amistad ha sido definida de modo rectísimo y santísimo como el sentir igualmente sobre todas las cosas humanas y divinas, con benevolencia y caridad»
[5] ( Contra Acad., III, c. 6, n. 13).
«Verdaderamente ama a su amigo quien ama a Dios en el amigo, o bien porque Dios está en el amigo, o para qué esté en el amigo». (Sermo 361, 1, In Dedic. Eccl. II, 2)
Santo Tomás
[6]:
«La amistad es lo más perfecto entre todo aquello que se refiere al amor, y todo lo incluye» (3 Sent., d. 27, q. 1, a. 1 c.)
«La caridad no es un simple amor, sino que tiene razón de amistad» (II-II, q.25… a. 2 )
[7]
«El amor del amigo es por tanto algunas veces menos meritorio, porque el amigo es amado por sí mismo, pues les falta la razón de la amistad de caridad, que es Dios». ( II-II, q. 27, a.8, ad 2)
«Creyó Abraham en Dios, y le fue reputado como justicia, y fue llamado amigo de Dios» (Sant. 2,23)
Y «hablaba cara a cara con Moisés, como suele hacerlo un amigo con su amigo» (Ex. 33,11)
Un amigo, un tesoro
«Pero la amistad no es sólo algo necesario, sino algo hermoso. Efectivamente, alabamos a los que aman a sus amigos, y el tener muchos amigos se considera como una de las cosas mejores, y hasta identificamos en nuestra opinión hombres buenos y amigos». (Etica, Libro VIII, 1155 a)
«El amigo fiel es una defensa poderosa… quien le halla, ha hallado un tesoro».
Ecle. 6, 14-15:
«Nada hay comparable al amigo fiel… ni hay peso de oro ni plata, que sea digno de ponerse en balanza con la sinceridad de su fe.»
Ecl. 4, 9-10:
«Mas valen dos que uno solo… porque así sacan más fruto de su trabajo. Pues si caen, el uno puede levantar a su compañero. Mas ¡ay del solo si cae y no hay segundo que le levante!»
El amigo, don de Dios
«Bálsamo de vida y de inmortalidad es un fiel amigo… aquellos que temen al Señor le encontrarán.
Eclo. 6,16-17:
«Quien teme Dios logrará igualmente tener buenos amigos… pues como él así es su amigo».
¿CUÁLES SON LOS RASGOS DE LA VERDADERA AMISTAD?
Ciertos puntos en común:
«Unos la consideran como una especie de semejanza, y que los que son semejantes se hacen amigos, y por eso se dice ?tal para cual?, ?cada oveja con su pareja?, etc.» (Etica, VIII, 1155 a)
«Como la amistad consiste en una cierta igualdad, quienes son muy desiguales no parece que puedan unirse en amistad. Así, pues, para que pudiese existir una mayor familiaridad entre el hombre y Dios, convenía en beneficio del hombre, que Dios se hiciese hombre… porque aun en el nivel natural, sólo uno un hombre es amigo de otro hombre» (C.G. IV, c.54, n.6)
«En el amor de amistad salimos de nosotros mismos, hacia aquellos que están fuera de nosotros mismos, hacia aquellos que están fuera de nosotros: porque los consideramos, al amarlos con este tipo de amor, como si fuesen nosotros mismos… y así, el don que les comunicamos es nosotros mismos. Por ello en el amor de amistad la semejanza es causa de amor… pues no amamos al otro sino porque nos sentimos unos con él». (In Jn., XV. l. 4, 2036)
«Uno ama a otro como a sí mismo, porque mantiene con él una comunión mutua… pues cuando dos seres conviven en una sola cosa, pueden considerarse bajo ese aspecto como una sola cosa… y así, cada uno considera al otro como a sí mismo». (De Perf. Vitae Spir., c.13)
«Entre dos personas puede haber amor, pero no amistad, cuando existe una gran distancia entre ellas… porque no pueden compartir al mismo nivel, lo que es propio de la amistad. Dios, sin embargo, aunque dista infinitamente de las creaturas, no obstante actúa en todas y en todas está presente… por ello puede salvarse (en El) la esencia de la amistad». (3 Sent. d.1, q.1, a.1, ad 2).
«También se dice a veces que el amigo es el que convive con nosotros, que tiene los mismos gustos, que se regocija con los mismos goces, que se aflige con los mismos pesares». (Etica, IX, c.4)
2- El amigo ama lo que ama el amigo:
«Por eso es propio del amigo tener un mismo querer y no querer con el amigo» (C.G., l.4, 21, n.8)
«El amigo no ama solamente al amigo con quien está unido por amor de amistad… sino también todo aquello que le pertenece, aun cuando no espere de ello un amor en correspondencia» (3 Sent. d. 27, q.2, a.1, ad 8).
Amamos a los amigos de nuestros amigos, aun cuando, tal vez, no lo sean nuestros:
«La amistad se extiende a otro, de una doble manera:
Primera, en sí misma, la amistad sólo se dirige al amigo.
– Pero de otra manera, se dirige también a otro, por motivo de otra persona… como si alguien tiene amistad con un hombre, por motivo de él extiende tal amistad a cuantos le pertenecen, aun a aquellos que tal vez nos ofenden u odian». (II-II, q. 23, a.1, ad 2… cf. ad 3)
«Mientras mayor y más profunda es la amistad con una persona, tanto más tiende a abrirse a otros por razón del amigo…» (De Carit., q. 1, a.4., ad 11… Cf. I-II, q. 23, a.1, ad 2)
3- Apoyar al amigo en las dificultades y alegrarse en sus gozos:
«Porque es propio de la amistad que el amigo se deleite con la presencia del amigo, que se goce con sus obras , y encuentre en él consuelo de todas sus ansias. Por eso en todas nuestras tristezas acudimos de inmediato a los amigos para consolarnos.» (C.G.IV, 22, n.22)
«Verdaderamente sólo debe llamársele cuando, sin gran sacrificio suyo, puede hacer un gran servicio. Por opuestos motivos, los amigos deben ir en busca de sus amigos desgraciados, sin necesidad de que se les llame, y siguiendo sólo el impulso del corazón, porque es un deber del amigo pagar necesidad de él y no lo reclama… es a la par lo más bello y lo más dulce para ambos» (Ethic. IX, c.11)
«En el amor de amistad el amante está en el amado, en cuanto juzga suyos los bienes y los males del amigo, haciendo suya la voluntad del amigo. Es como si él mismo sufriese y se sientiese afectado con el bien o el mal del amigo. Por ello es propio de los amigos el gozar y el entristecerse por los mismos motivos … Y así, en cuanto el amigo estima como propio todo cuanto corresponde al amigo, el amante está en el amado, haciéndose con él una misma cosa» (I-II, q.28, a.2)
«Todo lo que ama, es deleitable para quien lo ama, puesto que el amor es una unión y connutariladad con el amado» (I-II, q.32, a.3, ad 3)
«La compasión del amigo sirve de consuelo: porque la adversidad se convierte en un solo peso llevado por los dos… y especialmente porque toda tristeza disminuye con la mezcla del amor. Porque es algo sumamente deleitable experimentar la amistad del otro, lo que nos sucede especialísimamente cuando el otro nos muestra su compasión en la adversidad».(In Job, II, l.1, a.2)
«Es costumbre de los amigos, cuando uno de ellos va a ser exaltado, que esto sirva para que otro no se desconsuele por su partida» ( In Jn. Xiv, l. 8, 1966).
» Y porque la tristeza y el dolor son causadas por el propio mal, en tanto que uno se entristece o duele de la tristeza o miseria ajena en cuanto la aprehende como suya. Y esto sucede doblemente: de una manera, en cuanto a la unión afectiva, lo que sucede por el amor. Porque el amante considera a su amigo como a sí mismo, y el mal de aquél como suyo propio: por ello sufre con el mal del amigo, como con el propio» (II-II, q.30, a.2).
4 – La convivencia: «La amistad consiste en una sociedad, en la cual los amigos se aman entre sí, conviviendo y haciendo las mismas cosas» (3 Sent., d.28, q.1, a.1… Cf. III, q.75, a.1).
La amistad es un hábito que consiste en un amor permanente, de una ?cuasi virtud?, que exige por tanto continuidad.
» Ni la amistad ni la caridad pueden existir sino entre aquellos que participan de una misma vida» (3 Sent. d. 28, q.1, a.3)
5- Corresponder al amor del amigo: «… Porque ésta es la intención principal de quien ama: el que el amado le corresponda con amor: pues a ello tiende principalmente el empeño del amante: a atraer hacia su amor al amado… y si esto no sucediese, necesario sería dejar de amar» (C.G. III, c.151, n.2)
Pero «En la amistad sucede que, en ocasiones, no es posible responder por vía de igualdad… sino basta que, para darse amistad en condición de igualdad, el amigo corresponda con lo que pueda» (1 Sent. d.17, q.1, a.1, ad 7)
6- La confianza más absoluta: al amigo se le puede comunicar los pensamientos, los dolores, las vivencias, más íntimos, con la seguridad de que no las comunicará a nadie sin nuestro consentimiento.
«Sólo a los amigos se revelan los propios secretos» (I-II, q.172, a.4, ad 2)
«Siendo signo de verdadera amistad comunicar al amigo los propios secretos del corazón … les dio signo de una verdadera amistad por lo que a su parte tocaba…» (In Jn. XV, l.3, 2016)
«Entre los amigos sólo hay un alma y un corazón… por ello no parece que un amigo ponga fuera de su corazón lo que revela al amigo»
«No sólo es propio de la amistad que el amigo revele al amigo sus secretos, sino es necesario también que le comunique todo cuanto tiene … es decir, que venga en su auxilio proporcionándole todo cuanto es suyo… por eso es propio del amigo tener un mismo querer y no querer con el amigo».
(In Jn. XV, l.3, 2016… C.G. IV, c.21, n.6, y c.22, n.2).
«Así muestra cómo fue privilegiada tal revelación, en cuanto él (Moisés) reveló sus secretos más familiarmente que a los demás, como se habla con un amigo» (4 Sent., d.49, a.7, ad 4)
7- Dar todo por el amigo: «Lo que hacemos por los amigos, es como si lo hiciésemos por nosotros mismos» (I-II, q.77, a.4, ad 4)
«… Al amigo basta exponer la necesidad del amigo, sin añadir petición alguna… pues el amigo quiere el bien de su amigo como si fuese suyo, y está dispuesto a aliviar también el mal del amigo como el suyo propio. Lo que es verdad cuando el amigo ama verdaderamente.» (In Jn. XI, L.1, 1475).
«Hay quienes desprecian los bienes exteriores por el amor del prójimo, o bien administrando todo cuanto poseen en favor del otro, o bien ayudando con ello totalemente a sus necesidades.
Un segundo grado de amor sería que alguno se entregase a toda suerte de trabajos por el amor del prójimo …
Y el tercer grado de amor sería el que entregase su vida por sus hermanos … Y no puede pensarse en un grado de amor más elevado … Por lo que en ello consiste toda la perfección del amor fraterno». (De Perf. Vitae Spir., c.14).
«Y como aquello que hacemos o padecemos mediante los amigos parece que de la misma manera lo hacemos y sufrimos por nosotros mismos, porque el amor es una virtud que de dos amantes hace uno en cierto modo, por ello no contraría el orden de la justicia el que uno quede libre por la satisfacción que su amigo ofrece por él» (Compl. Theol., 1, c.226).
«Es propio de los amigos tener en nada toda renuncia por el amigo, como dice Prov. 12. Y así, para los amigos de Dios no es ningún escándalo sufrir daños y castigos por Cristo.» (In Jn. XVI, l.1, 2069).
«Un amigo verdaderamente ama a su amigo cuando es capaz de ausentarse del amigo, aun por el bien del amigo» ( De Carit., q.1, a.11, ad 6… Cf. II-II, q. 184, a.7, ad 2)
San Ignacio de Loyola dice en sus Ejercicios: «El amor consiste en la comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante… de manera que si el uno tiene sciencia, dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así el otro al otro» (Contemplación para alcanzar amor).
Excelencia del amor al amigo: es más importante que amar al enemigo.
«Si nos preguntásemos qué es mejor y más meritorio, si amar al amigo o al enemigo, podríamos distinguir dos aspectos de este amor: primero, de parte del prójimo a quien se ama, y segundo de parte del motivo por el que se ama. En cuanto a lo primero, el amor al amigo es más elevado que el del enemigo. Porque el amigo es mejor y está más unido a nosotros, de donde es alguien a quien más conviene amar… y por tanto el amor que a él dirigimos es mejor. Por consiguiente lo opuesto es peor: quiero decir, es más grave odiar al amigo que al enemigo … Pues como el fuego más fuertemente quema a aquel que le está más cercano, así también la caridad ama con mayor fervor a quienes le están más cercanos. Por ello, considerado en sí mismo, el amor al amigo es más ferviente y mejor que el amor al enemigo» (II-II, q.27, a.7… Cf. De Car., q.1, a.8, ad 17).
7- El desinterés: «Lo propio del amor de amistad, aun cuando se le pudiesen seguir algunas utilidades, es que no ponga en ellas el ojo el amante, sino en el bien del amado. Por ello en el corazón del amante prevalece el bien amado sobre todos los demás amores o utilidades que puedan seguirse del amado» ( 2 Sent. d.3, q.4, a. 1).
«Se ama la felicidad grandemente, pero como un bien que se desea… en cambio, al amigo se le ama simplemente, como aquel a quien se desea dicho bien» (I-III, q. 2, a.7, ad 2).
«Puede afirmarse que uno tiene un éxtasis en la parte apetitiva cuando su deseo sale en cierto modo de sí mismo para dirigirse al otro … Este éxtasis directamente produce el amor, que en absoluto es amor de amistad, y sólo relativamente de conscupiscencia… pues en el amor de amistad el afecto del amigo sale simplemente de sí, porque quiere el bien del amigo, y le hace el bien, y tiene cuidado de él, y provee por su bien, en favor del amigo mismo» (I-II, q.28, a.3)
8- La fidelidad
Eclo. 6,15: «Nada hay comparable al amigo fiel»
Eclo. 22, 28.29.31:
«Guarda fidelidad al amigo en medio de su pobreza, a fin de poder de gozar también de su prosperidad.»
«En el tiempo de su tribulación manténte fiel a él, si quieres también ser llamado a la parte de su herencia.»
«No me avergonzaré de saludar al amigo, ni me retiraré de su trato… y si me vinieren males por causa de él, sabrá sufrirlos»
Prov.17,17: «Un amigo ama en todo tiempo, es un hermano nacido para tiempos adversos».
Eclo. 6,14-15: «No dejes al amigo antiguo… porque no será como él el nuevo. El amigo nuevo es vino nuevo… se hará añejo, y le beberás con gusto»
Prov.17,9: «Quien cubre una falta, conquista amistad… quien la propala, desune a los amigos».
Jn. 15,13: «NADIE PUEDE TENER AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR SUS AMIGOS».
LA TRAICIÓN
«Pues Cristo sufrió por el abandono de sus amigos… en su fama por las blasfemias que le echaban en cara… en su honor y gloria, por los insultos y burlas … «(III, q.46, a.5).
«Y los amigos nos afligen doblemente: persiguiendo y abandonando… porque atormentan por el simple hecho de no ayudar» (In Ps. 37, l.7).
«El hombre cree algunas veces que puede confiarse al amigo y esperar en él, y sin embargo resulta engañado» (In Ps. 40).
Los traidores
Eclo. 6,8-10: «Porque hay amigo de ocasión, y no persevera tal en el tiempo de la tribulación. Y hay amigo que se trueca en enemigo… y hay amigo que descubrirá su odio, contiendas e injurias. Hay también algún amigo, compañero en la mesa… que en el día de la necesidad ya no se dejará ver».
Eclo. 12,8: «No se conoce al amigo en la prosperidad… y en la adversidad no quedará oculto el enemigo».
Eclo. 22,25: «El que tira una piedra contra los pájaros, los hace huir… así también el que habla mal del amigo rompe la amistad.»
27: «Si has dicho al amigo palabras pesadas, no temas… porque hay lugar a la concordia… pero dicterios, desvergüenzas, orgullo, revelación de un secreto, golpe a traición… por todas estas cosas sí que huirá el amigo».
Eclo. 37,1 ss.: «Todo amigo dirá: ?Yo también he trabado amistad contigo. Pero hay amigos que lo son sólo de nombre. ¿No es un disgusto semejante a la muerte que el compañero y el amigo se cambien en enemigos»
La reconciliación
Eclo.22,26: «Aunque hubieres desenvainado la espada contra el amigo, no desesperes… pues todavía podrás reconciliarte con él».
No pelearse por cosas materiales
Eclo. 7,20: «No quieras romper con el amigo porque tarda en volverte el dinero… y no desprecies a tu carísimo hermano por causa del oro».
Tener cuidado si alguien nos viene con chismes
Eclo. 19, 13-17: «Corrige al amigo, pues quizá no obró con intención y dirá: No hice yo eso… pero si lo hizo, a fin de que no lo haga más.
Corrige al prójimo, pues acaso no habrá dicho tal cosa… y si la hubiere dicho, para que no la diga más.
Corrige al amigo… porque muchas veces se levantan calumnias.
Y no creas todo lo que se cuenta. Tal hay que se desliza en lo que habla… mas no lo dice con mala intención. Porque, ¿quién hay que no haya pecado con la lengua?…»
LA MUERTE DEL AMIGO
Dice uno de los biógrafos de Santo Tomás, que Fray Reginaldo, cerró los ojos de aquel que había sido luz del mundo y … :
«Después de esto, abandonando el lugar, se entregó en silencio a las lágrimas y al dolor por el amigo».
Conocemos ?machos? que no lloran. Nos preguntamos: ¿qué clase de monstruos son? O se creerán más que el Maestro que lloró enternecido por la muerte de Lázaro … «Si Tú hubieras estado aquí …»
Rezar por el amigo:
«Y porque también en este mundo un amigo puede satisfacer por su amigo, por eso debemos advertir que también lo puede hacer por aquellos que están en el Purgatorio» (In Symb. Apost., a.5).
«Porque la amistad hace uno de los dos, por el afecto… sobre todo cuando el afecto es de caridad. Por tanto, así como uno puede satisfacer por sí mismo, así también puede satisfacer por otro, sobre todo cuando se presentare la necesidad. Porque también la pena que sufre el amigo por el otro, puede el amigo considerarla como suya propia. Y así, éste no deja de sufrir cuando sufre el amigo por él… y mucho más, puesto que el afecto de caridad de aquel que sufre por el amigo hace a Dios más agradable la satisfacción que si el mismo culpase sufriese» (C.G. , c. 158, n.7)
» ¿Pero es que tener algo que pertenecía al amigo sirve de consuelo? Pues San Agustín en Confesiones 1, c.4, afirma que más bien causa dolor. Pues él mismo dice ahí que trataba de evitar todos los lugares donde había convivido con el amigo. Y sin embargo dice el Crisóstomo que eso nos consuela. Y ambas cosas son ciertas. Pues cuando se mezclan el gozo y la tristeza, la esperanza que conservamos sobre lo que amamos nos es deleitable … aunque también nos entristezca … porque cuanto pertenece al amigo es deleitable al amante… en cambio causa tristeza en cuanto trae a la memoria la separación del amigo» (In Jn. 20, L.2, 2503)
LA RONDA ETERNA
El hecho de tener que separarse del amigo es ciertamente doloroso, pero los cristianos tenemos una esperanza cierta: la del reencuentro definitivo. Santo Tomás hablando de la resurrección de los cuerpos y la segunda venida de Cristo dice: «Pues quien ama a su amigo, ansiosamente lo espera» (In Tit. II, l.3, 72).
En la vida futura, aun cuando «no se necesiten los amigos para la felicidad, porque la plenitud de ésta consiste en Dios… sin embargo, sí necesita la convivencia con los amigos para la perfección de dicha beatitud» (I-II, q. 4, a.8).
BIBLIOGRAFIA
Bibliografía: Cicerón, «De la amistad», Edit. Porrúa, no. 230, México, 1993, 8a. edic.… Carlos Ignacio Gonzáles, S.J., «Amistad y salvación», Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 1982… Paul Philippe, O.P., «Le rá´le de l?amitié dans la vie chrétienne selon Saint Thomas D?Aquin «, Angelicum, 1938.
Ética a Nicómaco, Aristóteles. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid , 1985 , 4 ª.ed.(versión griego-espanol).
[1] «Quia enim amicus hominis est quasi aliter ipse …» (In Ethic. IX, c.10, 1896).
[2] «Caritas non est simplex amor, sed habet rationem amicitiae» (II-II, q.25, a.2).
[3] «El amor es una fuerza unitiva» (De Div. Nom. c.4, l.9).
[4] 3 Sent. d. 27, q.2., a.2, ad 1… De Virt., q.2, a.4. ad, 16… y ad. 6… I-II, q. 26, a.4, 3… II-II, q. 23, a.1 c… q. 114, a.1.
[5] Cf. Cicerón, De Amicitia, n.6.-
[6] «Su amistad era fiel, sincera, sacrificada, tierna. De ella dan testimonio el rector y los profesores de la Facultad de Artes de París en su célebre carta al capítulo general de Lyon. Y la que tuvo con su ayudante compañero Fray Reginaldo es de las más puras y conmovedoras que registra la historia» (Ramírez, Suma T., vol. 1, BAC, 1947, Introd., p.59).
[7] «La amistad es una especie de virtud, o por lo menos, va siempre acompañada de virtud» (Etica VIII, c.1… II-II, q.23… a.3… ad1… II-II, q.114, a.1, ad 1).
(1144)