Vestida sobriamente ha bajado del coche, ha sonreído lo justo para dar la impresión de tranquilidad.Saludando educadamente a los periodistas y personal del juzgado que allí se encontraba. 396 informadores de 15 países acreditados.
La infanta ha escuchado los pitidos de la manifestación antimonárquica convocada en una calle próxima,donde varias decenas de personas la increpaban.
Allí la esperaba Jesús Silva, uno de sus abogados que ha declarado que la infanta se encontraba tranquila.
Como hizo su marido, la Infanta tendrá que pasar por el arco detector de metales de la entrada de los juzgados y dejará sus dispositivos electrónicos en depósito, en manos de los agentes de seguridad, que los guardarán en bolsas separadas e identificadas.
El juez José Castro mantiene su decisión inicial de que solo se grabe la voz de la hija del Rey, un soporte en audio que el instructor guardará y que será usado para levantar el acta escrita, una transcripción literal del interrogatorio. Ha prohibido que se acceda a la sala con móviles, tabletas, ordenadores o cualquier dispositivo de captación de imágenes y sonido.
Por otro lado,la abogada de la acusación Manos Limpias, ha criticado la «inédita» postura del fiscal y de la Agencia Tributaria y ha confiado en que finalmente, doña Cristina acceda a responder a sus preguntas. Aunque lo que se presupone es que la infanta Cristina responderá al juez y al fiscal, pero no contempla contestar a las acusaciones privadas y a otros letrados, excepto al suyo y posiblemente al de su esposo, que este viernes participó en las sesiones preparatorias del interrogatorio en el bufete de Miquel Roca.
Tras un primer receso después de dos horas de declaración, ya se sabe que la infanta ha respondido con evasivas a la mayoría de las respuestas, “no se, no me consta, yo confiaba en mi marido…»
Hasta ahora, lo esperado.