Madrid, 29 de abril de 2014. OCU ha realizado un estudio sobre el transporte público urbano en 18 grandes ciudades. Una de las conclusiones principales del estudio es que, a pesar de lo mucho que ha subido el transporte público en las ciudades analizadas, apenas ha mejorado la puntualidad en los últimos años.
Para la realización de este estudio, OCU ha analizado más de 100 líneas de autobuses y metro en 18 ciudades. Además en Madrid y Barcelona se han incluido líneas del tren de cercanías, en Zaragoza el tranvía y en Murcia el bus interurbano. El estudio se ha llevado a cabo tanto en horas punta como valle. OCU ha analizado más de 3.000 frecuencias para comprobar la puntualidad y suficiencia del transporte, además de verificar si la información que aparece en las pantallas informativas se corresponde con la realidad. Las principales conclusiones del estudio se publican en la revista OCU-Compra Maestra del mes de Mayo.
Autobuses: poco puntuales
Solo en tres de las 18 ciudades analizadas, Pamplona, Logroño y Madrid los retrasos sobre la frecuencia anunciada están por debajo del 10%. En el resto de ciudades, la impuntualidad es habitual. En Palma de Mallorca, Santander, Zaragoza, Sevilla, y sobre todo Las Palmas de Gran Canaria y Murcia los retrasos afectan a más de uno de cada tres autobuses. El caso de Murcia es especialmente llamativo, ya que la frecuencia media anunciada es de 13 minutos y OCU comprobó que era el doble. La impuntualidad tiene consecuencias en la calidad del servicio. Esperar el transporte urbano unos minutos de más plantea incomodidades a los viajeros (retrasos, aglomeraciones, perdida de conexiones, etc) que hace que aumente su insatisfacción con el servicio que reciben. A pesar de estos datos, la comparación con los resultados de un estudio similar llevado a cabo en 2005 es positiva y la puntualidad ha mejorado levemente. Esta mejoría se puede deber a que, con la crisis, ha bajado el tráfico y hay menos atascos. También se debe a que en muchas ciudades las frecuencias de paso anunciadas han disminuido respecto al anterior análisis, haciendo por tanto, más fácil cumplir sus compromisos de puntualidad.
Esta leve mejoría de la puntualidad poco tiene que ver con la subida de tarifas que se ha producido en la mayoría de ciudades. Sólo Palma de Mallorca tiene hoy un transporte en términos relativos más barato que hace diez años. En el resto de ciudades las subidas han sido generalizadas y muy por encima del IPC. Estas subidas son escandalosas en el caso de Madrid, Santander y sobre todo Albacete, donde el coste de 50 viajes al mes ha pasado de 13,25 euros en 2005 a 35 euros en 2014.
Metro: en Madrid, servicio insuficiente
En general el metro presenta mejores resultados. Bilbao y Palma pueden presumir ante sus ciudadanos de una puntualidad británica. Ninguno de sus trenes ha llegado más tarde de la hora prevista. Barcelona y Sevilla, están muy cerca y solo el 1% de sus trenes pasa fuera del horario anunciado. Las excepciones son Madrid y sobre todo Valencia, donde el 18% de los trenes falla respecto a la frecuencia anuncia y llega tarde. En Madrid esto ocurre en uno de cada diez trenes. Este resultado del metro, en el caso de la capital de España, contrasta con el obtenido con los autobuses que son los más puntuales de las ciudades analizadas por OCU.
Sin embargo, el metro de Madrid destacó muy negativamente en el número de incidencias para los usuarios pues en más de la mitad de los casos nos encontramos vagones o andenes abarrotados, por lo que, aunque la frecuencia puede estar cumpliéndose bastante bien, el servicio es insuficiente para la demanda existente.
El tren
Los resultados de las dos ciudades donde se ha analizado la frecuencia de los trenes de cercanías son bien dispares. Mientras en Madrid los retrasos sobre la frecuencia anunciada afectan solo al 6% de los pasos analizados, en Barcelona uno de cada cinco trenes es impuntual.
Los ciudadanos quieren información
Las pantallas dirigidas a los ciudadanos para informar sobre la llegada en hora o no del transporte que esperan tienen un funcionamiento desigual. No son fiables en Las Palmas, Logroño y Murcia (fallan más de la mitad de las veces). Regular es la información que proporcionan en Gijón, Málaga, Vigo o el tren de cercanías de Madrid (porque tienden a indicar la llegada del siguiente servicio cuando queda ya poco y no al marcharse el anterior por lo que su utilidad está limitada). Por el contrario la información es precisa en el metro de Bilbao, Sevilla y Palma de Mallorca y los autobuses de Madrid.
Precios al alza
La puntualidad varía sustancialmente de unas ciudades a otras, lo mismo que los precios. Si tenemos en cuenta el abono mensual, la ciudad más cara es Madrid (54,60 €) seguida de Barcelona (52,75 €) y Valencia (45 €). Por el contrario el metro de Bilbao (34,60 €) Logroño (33,97€) y Badajoz (30 €) son las ciudades más baratas. El billete sencillo más caro es el de Barcelona (2,15 €) y el más barato es el de Logroño (0,72 €).
Tres peticiones de OCU
Ante esta situación, OCU pide:
Mayor precisión y exactitud en la información de las frecuencias de paso. Un rango de tiempo demasiado amplio no contribuye a mejorar la calidad del servicio.
Mecanismos ágiles y eficaces de reclamación en caso de impuntualidad, algo que ahora en la gran mayoría de casos no ocurre.
Un esfuerzo para la mejora de la calidad del servicio en la misma línea del que realizan los ciudadanos para su pago
A juicio de OCU, la subida persistente del precio del transporte público no ayuda a fomentar su uso y por tanto impide contribuir a mejorar la movilidad en las ciudades. A su juicio, todavía resulta más sorprendente que esa subida no suponga una mejora del servicio sino, en muchos casos, un empeoramiento.