Es sabido que, a día de hoy, el crecimiento económico global no proviene de las economías más avanzadas, sino de Asia y África. Sin embargo, Klein apuntó que, en un corto plazo, China –que ha crecido exponencialmente los últimos años– entrará en un estado de agitación y confusión cuando la demanda de primeras materias por parte de los países desarrolladoscolapse su economía. Ante este panorama, Klein afirmó que «Latinoamérica es el destino con mayor futuro para invertir».
Además, advirtió que hay que ser conscientes que los conflictos internacionales y la tendencia al cierre de fronteras afectan a la fragilidad de la economía.
¿Es competitiva la industria española?
La competitividad, la marca España y los retos que tiene que afrontar el país en cuanto a política industrial fueron los temas centrales de la primera mesa de debate en la que, entre otros, también participó Klein.
Sabin Azua, Socio-Director de B+I Strategy, remarcó que sí hay industria competitiva en España, pero que está muy localizada en grandes empresas por lo que «es necesario desarrollar un ecosistema que favorezca el desarrollo de la industria» y que las empresas sientan que forman parte de un proyecto.
Azua denunció el menosprecio que sufre el empresario. «Hemos creado el término ‘emprendedor’ porque ‘empresario’ no nos gusta. Después, cuando el emprendedor triunfa, se convierte en empresario y es un explotador», afirmó.
La mayoría de los participantes en el debate coincidieron en que la industria española no tiene que basar su competitividad en la reducción de costes laborales. De hecho, Pascual Dedios-Pleite, Consejero Delegado de Industria de Siemens, reivindicó que «el desempleo aumenta la tendencia a la alza de la productividad, los gaps que están alrededor de los costes laborales todavía tienen que cambiar, la solución no es que todos nos empobrezcamos. Los salarios deben mejorar».
Francisco Cosentino, presidente de Cosentino, añadió que «el problema no es que los salarios sean bajos, sino que los impuestos estén grabados en el puesto de trabajo».
Otros ponentes también recordaron aspectos relevantes y que afectan directamente a la competitividad de la industria española como son la inversión en I+D, el sistema educativo y la dificultad para retener el talento.
Cosentino afirmó que se ha olvidado la formación profesional y que es necesario aproximar la universidad a la empresa, así como retener el talento. Otra de las cosas fundamentales para aumentar la competitividad es «productivizar el valor añadido. La clave del éxito está en ofrecer productos y servicios diferentes a los de los demás», concluyó.
Por su parte, Dedios-Pleite añadió que «para competir internacionalmente se necesita I+D». Eso sí, Deidos advirtió que «estas inversiones tienen que reflejarse en la cuenta de resultados».
La reforma laboral y el impacto de esta sobre la competitividad de nuestra industria no podía pasar desapercibida en este foro. Cosentino se mostró convencido de que «esta conlleva más flexibilidad de movimiento, de turnos, y esto va a hacer a España más competitiva».
La aportación del ex vicepresidente del Banco Mundial no pasó, ni de lejos, desapercibida. Klein introdujo el concepto de «destrucción creativa» como factor para mejorar la competitividad de la industria española. Este inevitable proceso terminará con las industrias ineficientes que merman la competitividad y mejorará la salud de las empresas que se adapten para sobrevivir.