El Estado ha adelantado un semestre la rebaja sobre los impuestos que gravan el ahorro, prevista para 2016. La reforma, vigente desde el pasado 12 de julio, ha disminuido en medio punto porcentual la carga impositiva sobre los rendimientos del capital mobiliario obtenidos por la cesión de capitales propios a terceros, entre los que se encuentran los intereses devengados de cuentas y depósitos bancarios.
Así, las rentas del ahorro obtenidas a partir del pasado 12 de julio y hasta el 2016, fecha a partir de la cual los tipos impositivos volverán a bajar, tributarán de la siguiente manera: a las ganancias que no superen los 6.000 euros se les aplicará un tipo del 19,5 %, en lugar del 20 % que se venía aplicando desde principios de año; a los rendimientos de entre 6.000 y 50.000 euros, el tipo aplicable será del 21,5 %, medio punto menos que antes; y, por último, a las rentas que superen los 50.000 euros, se les impondrá un tipo del 23,5 %, 0,5 puntos menos que antes. La retención de Hacienda aplicada en el momento de las liquidaciones será del 19,5 %, informan desde HelpMyCash.com.
Hay que tener en cuenta que los tipos impositivos se aplican por tramos y no sobre el conjunto de la renta. Es decir, que los primeros 6.000 euros tributan al 19,5 %, los siguientes 44.000 euros, al 21,5 %, es decir, la parte que supera los 6.000 euros y no excede de 50.000 euros; y de 50.000 euros en adelante, al 23,5 %.
Si bien cualquier rebaja de la carga impositiva es buena a ojos del pequeño ahorrador, lo cierto es que de media la reforma apenas supondrá unos euros extra de ganancias. Lógicamente, la diferencia entre lo que se ganaba antes y lo que se ganará ahora con las cuentas y los depósitos será mayor cuanto mayores sean los intereses obtenidos. Es decir, que aquellos que tengan un capital más abultado y generen más intereses, verán sus ganancias aumentar más que los que tengan un capital más ajustado.
Una rebaja fiscal muy discreta
Si tenemos en cuenta que la mayoría de los ahorradores se sitúan en el primer tramo, el que comprende las rentas de hasta 6.000 euros, la diferencia entre lo que se podía ganar antes y lo que se ganará ahora con las cuentas y los depósitos será de como máximo 30 euros y eso para alguien que obtenga intereses por valor de 6.000 euros, algo que actualmente parece complicado. Teniendo en cuenta que el tipo medio ponderado de los depósitos de mayo, última fecha de la que el BdE ha publicado datos, fue del 0,44 %, para conseguir 6.000 euros de intereses se tendrían que invertir durante un año algo más de 1.350.000 euros.
Ahora pongamos un ejemplo más realista para saber cuánto lo notará el pequeño ahorrador. Un depositante medio que hubiese contratado un plazo fijo a un año por valor de 20.000 euros, con un interés de, por ejemplo, el 1% nominal y liquidación a vencimiento, ganaría con los nuevos tipos impositivos 1 euro más que antes. En este ejemplo, los intereses antes de impuestos serían de 200 euros y la retención de Hacienda, de 39 euros si se aplicase el 19,5 %, mientras que si se aplicase el 20 %, la retención sería de 40 euros.
Menos impuestos y más rentabilidad
Para beneficiarse aún más de la rebaja fiscal, nada mejor que conseguir una rentabilidad elevada. Aunque hoy en día parezca una tarea complicada, teniendo en cuenta los tipos de interés medios de las cuentas y de los depósitos, entre los mejores depósitos bancarios todavía se pueden encontrar rentabilidades atractivas como el 2 % TAE del Depósito Bienvenida de Openbank a 3 meses o el 1,90 % TAE del Depósito Naranja de ING Direct también a 3 meses. Y si se busca fuera de España, las rentabilidades pueden superar el 3 %, como las que ofrece Nemea Bank (un banco maltés adherido al FGD de Malta) con sus depósitos.
Otra opción para conseguir una alta rentabilidad son las cuentas nómina como la cuenta de Bankinter al 5 % TAE el primer año o la Cuenta 123 de Banco Santander con un interés de hasta el 3 % por tiempo indefinido que, además, regala acciones y bonifica los recibos.