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Los activos en fondos de inversión aumentaron en 25.000 millones de euros en España a pesar de la crisis

Los fondos de inversión están en auge. El año pasado, los activos en fondos de inversión aumentaron en 25.000 millones de euros. Un valor que ya supone un 20% del PIB español. A pesar de la crisis, 1,2 millones de inversores dipositaron sus ahorros en estas instituciones de inversión colectiva sumando 8 millones de personas.

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Los mejores fondos de inversión son, sin duda, los que mejor se adaptan a los objetivos y aspiraciones del inversor teniendo en cuenta que las comisiones no sean demasiado elevadas. Por ello, las principales características que se deben examinar antes de decantarse por uno u otro son las siguientes:

  • Si los fondos cumplen las metas que nos hemos propuesto
  • Que no posean excesivas comisiones
  • Que las tarifas sean reducidas (existen algunas empresas que los ofrecen muy baratos)
  • Observar que posean buenas calificaciones de analistas de fondos independientes como Morningstar o Lipper.
  • Que exista un historial de alto rendimiento.

Antes de nada es fundamental decidir en qué se va a invertir el dinero, ya que existen fondos de inversión especializados en acciones, bonos o materias primas (como el oro). Existen dos tipos principales de fondos en función de la gestión que se realice sobre ellos:

1.Gestión Pasiva: Este tipo de fondos se dedica a invertir en todas las empresas de un determinado índice. Además no requieren demasiado esfuerzo por parte de los gestores del fondo por lo que suelen tener tarifas más bajas.

2.Gestión Activa: Éstos poseen un administrador que elige en qué se va a invertir, cuándo comprar y vender. Debido al esfuerzo adicional que supone gestionar continuadamente estos fondos las tasas son superiores ya que se cobra por este tipo de servicios.

Es recomendable evitar adherirse a fondos que tengan una comisión por suscripción o de otro tipo ya que al evitar costes no perderemos tanto capital. Si se acude a profesionales como Foster Swiss se mostrarán las diferencias entre los fondos que tengan cargas de los que no, a qué se deben y qué ventajas ofrecen.

El número más importante que se debe mirar al comparar un fondo con otro es el denominado TER (Total Expense Ratio) que se define como el ratio de gastos totales de un fondo gracias al cual se puede determinar la cantidad de dinero que se destina a gastos sobre el total invertido por lo que se ofrece como un porcentaje.

Por ejemplo si un fondo de inversión tiene un TER del 1% quiere decir que si invertimos 10.000 euros 100 es el dinero que irá destinado a cubrir gastos por comisiones y otras tarifas. Gracias a este número porcentual sabremos si estamos ante un fondo de inversión barato o no. Este ratio puede ofrecerse de dos formas el bruto y el neto por lo que es necesario prestar atención ya que el segundo siempre es más reducido que el primero. Será la modalidad bruta la que se aplicará a nuestra inversión en un primer momento.

Las pequeñas diferencias en los ratios de gastos totales pueden tener un gran impacto. A pesar de que las variaciones puedan ser ínfimas, a largo plazo, se va a notar en los rendimientos del capital que hemos invertido. Por ejemplo si comparamos dos fondos que tienen la misma rentabilidad anual pero en el primero el ratio de gastos es mayor que en el segundo, tras 20 años, el beneficio que habremos obtenido en cada uno será muy diferente.

Con ello, no quiere decir que haya que lanzarse precisamente al más barato ya que no es un factor que indique una mayor rentabilidad. La comparación del TER es una práctica muy recomendable en los fondos de gestión pasiva. Sin embargo para los fondos de gestión activa es razonable que tengan un porcentaje destinado a gastos de gestión mayor, si realmente existe un sólido rendimiento detrás.

No hay que olvidar las calificaciones que ofrecen los principales analistas independientes como Morningstar o Lipper.Morningstar utiliza un sistema de cinco estrellas mediante el cual evalúa los fondos y tiene en cuenta cuál fue el historial del fondo, la habilidad del administrador del mismo, así como el equilibrio entre los riesgos y costes frente a los retornos de la inversión. Sólo el 10% de los fondos evaluados posee la codiciada calificación de cinco estrellas.

Lipper se centra en cinco características: la consistencia, la preservación del capital, el índice de gastos totales (TER), el retorno de la inversión y las obligaciones fiscales. Con esta información se establecen cinco categorías del mismo tamaño de tal forma que el 20% consigue la nota más alta, el 20% la siguiente nota más alta, etc…

En ambas agencias las puntuaciones son calculadas para períodos de 3, 5 o 10 años por lo que nos dará una idea general sobre si conviene una inversión a corto, medio o largo plazo. Aunque estas clasificaciones no son garantía de resultados futuros pueden ayudar a orientar a los inversores. No hay que olvidar que el hecho de que un fondo de inversión haya ido bien en el pasado no significa que vaya bien en el futuro.