COMO UN NIÑO DE SEIS AÑOS Como un niño de seis años con sinceridad y sentimiento en mis poemas no miento digo la verdad y no engaño. Sin la intención de hacer daño con inocencia y candor mis palabras son de amor y de respeto a un extraño. Como un niño de seis años en mi versar me concentro pues un nene llevo adentro con cuarenta y seis veranos. Aunque me des con un caño y me obligues a escribir esto respetaré a los maestros como alumno de seis años. Como un niño de seis años no me avergüenzo de serlo peor es querer parecerlo y ser un poeta huraño. Soy escritor del rebaño, y, como oveja, soy tierno. No seas lobo con el cordero ni me pises como a un peldaño. Ponle a esta herida un paño tomándolo con humor, no seas áspero y gruñón con este niño de seis años. | Los changuitos de mi tierra
Son “ellos”, los changuitos de mi tierra Que viven pidiendo ¡por favor! una moneda. Que mendigan por las calles porque los supera la miseria. Los mismos que a la hora de dormir quieren hacerlo con sus barriguitas llenas. Que se arropan todos juntos Cubiertos con las estrellas. Los mismos que en mi provincia juntan del agua de las represas. Que es una “planta potabilizadora”. llamada verdín, regalo de la madre naturaleza. Esos niños que cuando llego me escudriñan de los pies a la cabeza. Que me rodean como moscas y Saben del amor, pues me abrazan y me besan. Son los mismos que faltan a clase porque deben ir al monte en busca de leña. Y que cuando tienen examen me suplican que les tenga paciencia. Son los mismos que me hacen subir a su carro aguatero, y me llevan a dar una vuelta. Cual si fuera un gran carrusel. pero tirado por una mula muy diestra. Son los mismos que me acompañan en sueños que nada nos cuestan. Pues con ellos me siento una maga que saca juguetes y golosinas de su galera. Son esos niños que se arrodillan al irme rogando a Dios que me cuide en el viaje de vuelta. Que me dejan las mejillas sucias y melosas pero con el alma llena de alas sueltas. ¡Señor! Te pido por el futuro de esta Argentina ¡Tan nuestra! Provéeles de trabajo, educación, bienestar en que el estudiar y ser alguien, sea una fiesta. Que Se acaben las agresiones. A quienes con tanto afán les enseñan. Porque no saben de contención. Ya que al no tener hogar, nadie les amonesta. Que no sufran el abandono ¡Por favor! Erradica para siempre la pobreza. Que cuando sean mayores no se olviden que viviendo en el monte, ellos tuvieron maestra. Libia Beatriz Carciofetti// Argentina http://elrincondelpoeta.net/
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