Los paraísos fiscales son lugares donde las empresas o los individuos pagan menos impuestos o están exentos de ello. En el mundo anglófono el término empleado es tax haven que significa refugio fiscal. En cambio, tanto hispanohablantes, como franceses
(paradis fiscal) o los alemantes (Steuerparadies) los denominamos paraísos fiscales. Un error que se puede deber al parecido fonético entre el original ‘haven’ y el término ‘heaven’, que significa paraíso. Por lo que la idea de la isla con palmeras, playas de ensueño o un buen clima no se va a corresponder en todas las jurisdicciones. No hay más que fijarse en Liechtenstein, Luxemburgo o Emiratos Árabes por poner algunos ejemplos.
Los primeros refugios fiscales ya existían en el mundo antiguo. Durante el imperio romano, algunas islas y puertos del Mare Nostrum se convirtieron en zonas francas. El hecho de no tener que pagar al emperador se consideraba un privilegio o premio por su fidelidad, mientras que pagar tributos era visto casi como un castigo.
En el mundo moderno, los paraísos fiscales tal y como les conocemos debemos buscarlos en Estados Unidos durante el siglo XIX.Delaware y Nueva Jersey fueron los pioneros a la hora de atraer inversores extranjeros. No solo por su atractivo régimen fiscal sino por las facilidades que ofrecían para constituir empresas con capital extranjero.
Además, en estos estados se pusieron en funcionamiento las primeras sociedades pre-constituidas (shelf companies), listas para poder operar con ellas tras un sencillo cambio de titularidad. Hemos de tener en cuenta que Estados Unidos siempre fue visto como una tierra de oportunidades y que la joven nación estadounidense necesitaba activar su economía.
Tras la I Guerra Mundial,Suiza se convierte en una importante caja fuerte donde se oculta una gran cantidad de dinero para evitar que caiga en manos enemigas. Es aquí donde comienza a gestarse la banca privada suiza. El período de entreguerras fue favorable para el sector bancario.
Según datos del Banco Nacional Suizo, en el 2015, las entidades bancarias locales gestionaron 2,3 billones de euros pertenecientes a clientes no residentes. Algo más de la mitad de los propietarios son ciudadanos europeos. El 40% de todo este capital fue invertido en fondos de inversión de Luxemburgo. Éstos serán los únicos datos que nos ofrezcan desde Suiza, ya que laconfidencialidad y el secreto bancario están totalmente garantizados, de momento. Los nombres de los propietarios estarán siempre bajo llave y nunca serán divulgados a ningún gobierno del mundo ni siquiera al suyo propio.
De todas formas, en un mundo tan globalizado como el actual cualquier persona puede disfrutar de las ventajas fiscales que se ofrecen en cualquier país. El error se comete cuando los propietarios de negocios offshore no son declarados en los países de origen de los inversores. Por ello, es recomendable acudir a despachos especializados como Foster Swiss, donde además de crear las estructuras societarias y cuentas bancarias, informan a los clientes de las obligaciones, derechos y deberes que adquieran los inversores dentro de la legalidad vigente.