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Día internacional de la tartamudez.

boca

El filósofo Aristóteles señalaba a la lengua como responsable de la misma, incapaz de seguir la velocidad con que fluían las ideas. Por otro lado el creador del psicoanálisis, Sigmund Freud y sus seguidores, asociaron la tartamudez a crisis nerviosas y a problemas psíquicos, considerando que reflejaba la puja de los deseos reprimidos por salir al exterior.

Ha día de hoy, tras varias investigaciones, no se ha podido determinar exactamente el factor que provoca que una persona sea tartamuda, aunque se estima que posiblemente se trate de una amplia gama de factores psicológicos, neurobiológicos, genéticos o del medio ambiente.

La tartamudez o disfemia es un trastorno del habla (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla que se acompañan de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés.

Suele aparecer en la infancia, entorno a los 2-5 años, por lo que a veces se confunde con el propio aprendizaje del idioma.

El tratamiento de la tartamudez va a depender de la etapa en la cual se encuentra. Se calcula que las dos terceras partes de los niños con alteraciones en la fluidez al hablar las superarán espontáneamente, sin necesidad de tratamiento, pero es indispensable saber si se trata de un niño con riesgo futuro de tartamudez. Si se confirma el diagnostico, se debe comenzar un tratamiento antes de los 6 años, cuando el lenguaje todavía no está consolidado. A esta edad el cuadro clínico puede revertirse completamente.

La mayoría de los programas de tratamiento para las personas que tartamudean son de «comportamiento.» Están diseñados para enseñar a la persona destrezas o comportamientos específicos que le ayuden a obtener una mejor comunicación oral, controlando o vigilando el paso al que hablan.  Aprendiendo a decir las palabras de una manera un poco más lenta y con menos tensión física y controlando la respiración. Al aprender a controlar el paso al que hablan, estas personas con frecuencia empiezan por practicar utilizando oraciones y frases cortas a un paso más lento de lo normal, hasta lograr expresarlas con facilidad y sin interrupciones. Con el transcurso del tiempo, aprenden a expresarse con mayor facilidad y rapidez, en oraciones más largas y en situaciones más retadoras hasta poder hablar con facilidad y de manera natural.

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Merce Ballesteros:
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