El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha vuelto a salir a la palestra. Realmente el debate sobre su escasa cuantía nunca ha dejado de estar encima de la mesa, si bien en los últimos meses, con las negociaciones para la formación de gobierno, se había aparcado en una esquina a la espera de acontecimientos. En los últimos años la crisis económica y la famosa ‘competitividad por costes’ han hecho imposible que el SMI diera un buen respingo, limitándose a subir en función del IPC. Así, actualmente el salario mínimo está en los 655 euros, una cantidad raquítica que nos sitúa a la cola de la UE y muestra nuestras vergüenzas de cara al mundo. Por ello, la diversidad que impera ahora en la Cámara Baja ha permitido la aprobación de una ley que incremente el SMI de forma escalonada hasta alcanzar los 950 euros en 2020, pasando por los 800 euros en dos años. No obstante, no hay que cantar victoria aún, pues esta ley estará abierta a enmiendas y es posible que el plan no acabe fraguando, ya que entrarán en conflicto diversos intereses. Por un lado, los sociales, pues en la segunda década de 2016 no es lógico que una de las mayores economías de la Zona Euro tenga un SMI que no cubre las necesidades básicas; por el otro, la realidad económica y empresarial de este país, que puede que no esté aún preparada para asumir un incremento de los salarios de estas características. ¿Se puede subir el SMI hasta 950 euros? Lo que muchos se preguntan, ante esta propuesta, es si es sostenible este incremento en una economía como la española, que todavía no ha salido del todo de la crisis y teniendo en cuenta que el próximo año crecerá menos que en el presente. Con ese dato de partida, y viendo que en un año como 2016 -en el que el PIB aumentará más de un 3%- el SMI solo subirá un 1,02%, de acuerdo al IPC, “por la productividad media y la situación económica general” -dicho por el gobierno-, ¿cómo se va a llevar a cabo una subida de esa envergadura? ¿Es esta la cantidad acertada o es demasiado? Los partidarios de subir el SMI -todos los grupos parlamentarios menos PP y Foro Asturias- consideran que es el momento oportuno ante la mejora económica y la enorme desigualdad respecto a otros países europeos de la misma talla. Además, argumentan que el salario mínimo es un indicador clave para medir el grado de bienestar y desarrollo del país. Por lo tanto, la conclusión es que un país como España -una de las principales potencias europeas- no puede permitirse un SMI tan bajo. Y es que actualmente nos situamos en la misma franja salarial de economías tan castigadas como la griega o la portuguesa, mientras que países como Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda o Bélgica nos duplican, si bien las distancias económicas con ellos también son contundentes. No obstante, hay que resaltar que, paradójicamente, son los países europeos que no tienen estipulado un salario mínimo como tal los que mejor pagan. Estos son Dinamarca, Finlandia, Suecia, Finlandia, Italia, Austria y Chipre, y según Eurostat, los daneses son los que mejor cobran -nada menos que 35 euros la hora-, seguidos de los suecos y los fineses, con 25 euros por hora. En España, con nuestro SMI asegurado, cobramos una media de 15 euros la hora. Por lo tanto, si finalmente prospera esta medida, Podemos cumplirá con una de las iniciativas reina de su programa electoral, en el que la subida del SMI era una de las iniciativas principales. De este modo, España saldría de una posición en la que, si se compara en términos globales, paga un sueldo mínimo en línea con países como Bahrein o Arabia Saudí. Consecuencias Pero esta subida del SMI no saldría gratis ni mucho menos. De hecho, conllevaría una subida generalizada de precios, ya que se supone que los ciudadanos tendrían mayor poder adquisitivo y, además, los empresarios necesitarían facturar más para poder pagar las nóminas. De hecho, el portal inmobiliario Idealista publicaba esta semana que los precios de los alquileres subirán con este incremento del salario mínimo, ya que hay mucha demanda de pisos a precios bajos y poca oferta, de modo que los precios se tensarían más y dejaríamos de ver alquileres a 500 euros mensuales. Por su parte, el Círculo de Empresarios ha indicado que una subida salarial siempre es bien recibida…mientras vaya en paralelo a un incremento de la productividad. De lo contrario, la asociación afirma que se sería perjudicial para la economía y la creación de empleo. Es más, avisan de que aunque una medida pueda ser favorable desde el punto de vista social, “ésta misma puede tener segundas y terceras derivadas”. De este modo, como era de esperar, cada mitad de la baraja tiene una opinión opuesta sobre la conveniencia o no de la subida del SMI. Y cada una de ellas tiene su parte de razón. Evidentemente, un país como España no puede permitirse a día de hoy un SMI que roza lo paupérrimo. No obstante, hay que estudiar muy bien cómo y cuándo se lleva a cabo para no afectar a la frágil economía española. Con un horizonte a 2020 -y con una “parada técnica” por el camino en 2018 para subirlo a 800 euros- puede que no tenga un impacto adverso en el sistema económico. Pero en cualquier caso, todo dependerá de cómo evolucione la economía global y de si España es capaz de reformar buena parte de su mercado laboral -para que sea competitivo no solo por los costes- y su sistema fiscal. Vía | El Blog Salmón
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Financiar las compras con tarjetas de crédito es una opción muy extendida en nuestro país, pero los titulares de estos productos prefieren utilizarlas sin tener que pagar intereses. Es lo que refleja el informe Consumo España presentado por el Observatorio Cetelem, en el que se indica que un 17 % de los consumidores españoles elijen las tarjetas de crédito con pago a fin de mes como medio de pago favorito, frente al 2 % que prefiere devolver el dinero dispuesto en cuotas mensuales con intereses. La tarjeta de débito, el medio de pago favorito en España Según el citado informe, la tarjeta de débito (41 %) y el efectivo (28 %) son los dos medios de pago preferidos en nuestro país, seguidos por la tarjeta de crédito con pago total a fin de mes (es decir, sin intereses). Un 11 % de los consumidores, en cambio, elije las tarjetas que permiten escoger cómo pagar; a débito, a crédito o aplazando compras concretas. Finalmente, solo el 2 % prefiere las tarjetas de crédito revolving. Por tanto, un 71 % de los encuestados elije las tarjetas como su medio de pago favorito frente al efectivo, ya sean éstas de débito o de crédito. No es extraño entonces que, como reflejan los datos del Banco de España, el número de “plásticos” en circulación no deje de aumentar. En el segundo trimestre de 2016, en nuestro país había 71,93 millones de tarjetas activas (46 millones de ellas eran de crédito), un 5,38 % más que en el mismo período del pasado año. Las tarjetas de crédito, mejor sin cuotas anuales Otro dato que llama la atención sobre el informe presentado por el Observatorio Cetelem es que, a la hora de elegir tarjetas de crédito, lo que más valoran los españoles es que no tengan comisiones asociadas ni cuotas anuales. El tipo de interés aplicado sobre las compras aplazadas solo es prioritario para el 15 % de los encuestados, un hecho que “resulta curioso” para los redactores del estudio. Según el comparador financiero HelpMyCash esto se debe, en gran parte, a que la mayoría de los titulares de estos “plásticos” prefiere pagar a fin de mes, por lo que el interés no es un aspecto que les preocupe especialmente. En cambio, un 34 % de los consumidores valora más que la tarjeta incluya descuentos, mientras que un 29 % se fija antes en que el “plástico” le permita elegir cómo pagar, si a débito, a crédito o aplazando compras concretas cuando se necesite. Eso explica que durante este último año muchas entidades financieras hayan lanzado tarjetas de crédito que incluyen estas dos ventajas. Es el caso, por ejemplo, de la Tarjeta Oro Bankintercard, que además de ser gratis (sin cuotas anuales) y poderse contratar sin necesidad de abrirse una cuenta en la entidad, devuelve el 5 % de lo gastado en compras mediante la modalidad de pago aplazado y permite financiar compras determinadas a un interés más reducido.
El brexit es la meta política perseguida por determinados partidos políticos, grupos civiles y personas del Reino Unido, que buscan que el país abandone la Unión Europea pero las últimas informaciones provocan el desconcierto en las finanzas inglesas. Muchos de los que confiaban en el brexit pensaban que salir de la UE iba a ser un buen camino, así cómo mejor para su economía porque se librarían de la “opresiva” regulación de la UE y de contribuir a su presupuesto. En la práctica no lo está pareciendo, de hecho lo aparente es que los inversores no creen mucho en el Reino Unido, y la prueba se está viendo en la cotización de la libra, que está cayendo bastante frente al Euro desde el Brexit. Pero tengamos en cuenta una cosa, la caída de la libra frente al Brexit no se debe sólo al resultado del referéndum, sino que antes del mismo algunos inversores empezaron a llevarse su capital del Reino Unido en previsión de lo que pudiera salir con el referéndum. Y es que, muchos piensan que el Reino Unido no va a salir bien del Brexit. Los inversores retiran el capital En Marzo y Abril, hubo inversores que sacaron un total de 65.000 millones de libras del Reino Unido, según datos del propio Banco de Inglaterra. Además de que se esperaba de que saliera más dinero tras el Brexit. Este es el motivo detrás de la caída de la libra, hay quienes se llevan el dinero fuera. Hay una corriente real que quiere sacar su dinero del Reino Unido debido a la incertidumbre creada. El banco de inversión HSBC prevé una paridad de la libra con el Euro para 2017, con un tipo de cambio de alrededor de 1,10$ por libra. Si se pensaba que la libra hace relativamente poco estaba alrededor de 1,4€, es una devaluación bastante fuerte. Además está habiendo bastante volatilidad, en las horas del trading asiático llego ha haber un pequeño “flash crash” (una caída instantánea) en el que la divisa se depreció un 6% contra el dólar. Este tipo de operaciones se debe a los algoritmos de trading automáticos que a veces actúan por sorpresa ante ciertos movimientos del mercado. Como anécdota algunas importaciones empiezan a resentirse, la cadena de supermercados Tesco se está quedando sin stock de los productos de Unilever porque aparentemente la multinacional quería un incremento en un 10% en sus productos, rechazado por el distribuidor. A su vez, lenta pero poco a poco está sucediendo una disminución del empleo en la City y reasignación de recursos a otras ciudades de Europa. De momento los bancos están optando no por relocalizar a sus trabajadores, sino por disminuir su fuerza laboral en Londres y contratar en otras ciudades europeas. Eso no implica que Londres vaya a dejar de ser un hub financiero importante, pero muy probablemente no como lo ha sido hasta ahora. Eso sí, los depositarios británicos si están viendo como sus ahorros valen menos respecto al resto del mundo. Esto lo están notando en las agencias de cambio de los aeropuertos, donde les llegan incluso a pagar menos de un euro por libra. Para los ingleses, acostumbrados más que otros europeos, a tomarse vacaciones en un país vecino más soleado, es un impacto fuerte. Eso sí, como comenta la BBC, el FTSE100 (el índice equivalente al IBEX35 español) está en un máximo de dieciséis meses, y es que precios más bajos en la libra permiten comprar más acciones británicas de empresas con perfil internacional, lo que no está nada mal. Y esto no es bueno para España Puede que algunos se estén frotando las manos con las problemas de la economía británica y de los errores que pueda estar sucediendo con la misma, pero en el fondo sucede que nuestra economía depende de la británica. Tenemos a muchos ingleses que han decidido pasar su jubilación en la costa mediterránea (tanto como que es una de las principales nacionalidades de inmigrantes en España) que se encuentran con que su pensión en libras les da un menor poder adquisitivo en España. Así como los turistas que vienen en verano a lugares como Mallorca, Bernidorm o la Costa del Sol buscando días de sol, incluso a pasar el fin de semana haciendo turismo en Madrid o Barcelona. Estamos especializados en venderle hostelería a los británicos, y de repente nos vemos que estos tienen menos dinero para gastar en nuestros bienes y servicios. Y es que en la economía no necesariamente el que a otros le vaya a ir mal significa que nos vaya a ir bien, pero ese es un concepto que parece chocar con nuestra mentalidad, o incluso puede que con nuestra propia naturaleza. La noticia La libra cae desde el Brexit fue publicada originalmente en El Blog Salmón
El 5 de Octubre, DEKRA junto con Etrasa y Moving presentaron con gran éxito el renombrado informe anual de Seguridad Vial DEKRA 2016 centrado esta vez en el transporte de pasajeros