Carlos Montero.
“Es difícil mantener la serenidad en este momento. Son demasiadas cosas las que generan incertidumbre, y muchas de ellas podrían salir mal”. Así se pronunciaba un importante gestor nacional, cuando comentábamos ayer las fuertes caídas de los mercados. Es probable que ese juicio se viera condicionado en parte por los fuertes descensos de las bolsas, pero no lo es menos que el creciente miedo inversor está justificado. Analicemos brevemente los focos de incertidumbre por zona geográfica.
En Asia tenemos las preocupaciones por la inflación en China, que puede forzar al Banco Central del país a mantener su actual política de subida de tipos más allá de lo que sería recomendable. Existe un miedo fundado a que esta restricción monetaria puede enfriar la economía de forma brusca. Además, una importante burbuja inmobiliaria en el país amenaza con estallar en cualquier momento.
Por otro lado, la esperada recuperación económica en Japón, fruto de la reconstrucción de los últimos desastres naturales, puede retrasarse, dado que los efectos sobre el tejido empresarial del país, y sobre el ánimo consumidor de sus habitantes, parecen haber sido mayores de los previstos en un principio.
En resumen. Dos motores económicos a nivel mundial con grandes riesgos de desaceleración.
En Europa cada día parece peor que el anterior. Ahora los miedos se han trasladado a Italia, y los diferenciales de su deuda soberana con respecto al bund alemán están en máximos históricos. Miembros del BCE han declarado en privado, que se muestran “muy preocupados” por la situación italiana, y no son palabras que se escuchan habitualmente en miembros de este organismo, tan proclives a ser políticamente correctos.
Grecia al borde de la suspensión de pagos, de hecho las últimas informaciones apuntan a que el BCE ha pedido consejo a asesores financieros privados sobre qué hacer en caso de default del país heleno. Portugal cerca de solicitar un segundo plan de rescate. Irlanda y España con primas de riesgo en niveles históricos y ahora Italia, con el hándicap de que el actual fondo de rescate de la Unión Europea no es suficientemente grande para proteger al país, porque nunca fue diseñado para eso, según señalan las propias fuentes del BCE.
Y en cuanto a EE.UU., al importante riesgo de una doble recesión en el sector inmobiliario en EE.UU., y a la posibilidad de que el Congreso no llegue a un acuerdo para subir el límite de deuda del país, se le ha sumado la preocupación por los recientes malos datos de empleo.
Pero ¿cómo de cerca estamos de una segunda recesión en EE.UU.?
Según David E. Altig, vicepresidente y director de investigación de la Reserva Federal del Banco de Atlanta, una caída del PIB USA por debajo de 2% aumentaría mucho las probabilidad de una nueva recesión.
David Altig, en base a datos históricos (gráfico adjunto), señala que una reducción del crecimiento del PIB por debajo del 2% interanual, ha estado casi siempre asociado a una recesión económica. “Sería importante un crecimiento económico en el tercer trimestre, ya que relajaría la ansiedad asociada con este hecho”, afirma Altig.
Como vemos, las incertidumbres son elevadas, y como decía al gestor al que hacíamos referencia al principio, hay muchas cosas que pueden salir mal.