El gran déficit en la balanza de pagos con China y la magnitud de las importaciones de China -22.000 millones de euros- ha provocado la imposibilidad de competir para aquellas empresas manufactureras españolas en las que el peso de la mano de obra en el producto supera el 50/60%. Quien no ha podido diferenciarse claramente por calidad ha tenido que cerrar. El pseudo-dumping provocado por una mano de obra con salarios cuatro veces inferiores a los españoles exige imponer unos aranceles del 25%
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